domingo, 22 de enero de 2012

El Cantor de América, Poeta José Santos Chocano G.

Biografía

José Santos Chocano Gastañodi, considerado uno de los poetas latinoamericanos más grandes de todos los tiempos por la belleza de su poesía. Estudió en el Instituto de Lima pero al poco tiempo, se trasladó al Colegio de Lima, que dirigía Pedro Alfonso Labarthe.
Ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, a la edad de 14 años. Tuvo una vida agitada, acusado de subversión, fue encarcelado a los veinte años, lo cual lo llevó a recorrer América como diplomático y aventurero; así es que se desempeñó, desde muy temprana edad, en algunas misiones diplomáticas por su país que le condujeron inicialmente a Colombia y luego a España.
En 1908 escribió: «Walt Whitman tiene el norte, pero yo tengo el sur».
Fue secretario de Pancho Villa y fue colaborador del dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, lo que casi lo llevó ser fusilado en 1920 al ser derrocado éste, le salvó la vida la clemencia del rey de España, Alfonso XIII.
En 1922, en Lima el gobierno de la ciudad lo nombró poeta laureado.

En la tarde del 31 de octubre de 1925, mató de un disparo a quemarropa al joven escritor Edwin Elmore, luego de un altercado entre ambos en el local del diario El Comercio de Lima. Elmore había criticado ácidamente la posición política del poeta. Chocano salió a los 2 años por un indulto y se fue a vivir a Santiago de Chile, donde en 1934 fue asesinado en el tranvía por Martín Bruce Padilla, un esquizofrénico chileno que creía que Chocano tenía el mapa de un tesoro.

Estilo literario

Se le considera dentro del modernismo, del cual fue uno de los representantes peruanos, compartiendo junto con Rubén Darío (Nicaragua), Manuel González Prada (Perú), José Martí (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México) y José Asunción Silva (Colombia). Sin embargo, cabe recalcar que Chocano por su carácter es considerado, por algunos entendidos, que está más cerca del romanticismo que del modernismo, mientras que otros, como es el caso del crítico estadounidense Willis Knapp Jones, lo llegaron a denominar como mundonovismo. Pero muchos estudiosos entienden que Chocano es muy diverso así como prolífico, por lo que algunas veces es épico y otras es lírico[cita requerida] en sus versos.

¡Soy el cantor de América / autóctono y salvaje;/ mi lira tiene un alma,/ mi canto un ideal. / Mi verso no se mece/ colgado de un ramaje/ con un vaivén pausado /de hamaca tropical... / Cuando me siento Inca,/ le rindo un vasallaje al sol / que me da el cetro / de su poder real;/ Cuando me siento hispano/ y evoco el coloniaje,/ parecen mis estrofas/ trompetas de cristal./ Mi fantasía viene de/un abolengo moro:/ los andes son de plata,/ pero el León de Oro;/ Y las dos castas fundó/ con épico fragor./ La sangre es española/e incaico es el latido;/ ¡Y de no ser poeta,/ quizás yo hubiese sido/ un blanco aventurero/ o un indio emperador!
"Blasón"
http://trianarts.com/jose-santos-chocano-el-cantor-de-america/


La ANEA y San Marcos promueven discutida mesa redonda sobre el proceso de Chocano.


La tarde del 31 de octubre de 1925 tuvo lugar en Lima una tragedia que conmovió a la ciudad. En el patio de El Comercio, tras un violento forcejeo, "El Cantor de América" apunta y dispara contra Edwin Elmore, joven escritor que, gravemente herido, es inmediatamente trasladado al Hospital Italiano, donde dos días después expiraba.
Al año siguiente los jueces, luego de unas audiencias abarrotadas de público, condenaron al poeta a tres años de prisió
Setenta y tres años después de ese histórico homicidio la Asociación Nacional de Escritores y la Universidad Mayor de San Marcos, en un homenaje al bardo -que tendrá lugar hoy-, programan una mesa redonda titulada Chocano: análisis de su proceso. Curioso, que después de tantos años se retorne a ese capítulo tan penoso y tan debatido en su tiempo.
La doctora Dora Narrea -presidenta de la Anea-, expresa que el proceso en ese entonces no fue analizado técnicamente. "Y se enterró a Chocano -agrega-, y Chocano tuvo que salir del país. Y se le olvidó..." Aunque la doctora Narrea manifiesta que será un debate "muy técnico, muy legal", todo hace suponer que lo que se desea es rescatar a Chocano de ese oscuro pasaje de su aventurera vida.
Chocano: tras un violento forcejeo disparó contra Elmore.
El hecho tuvo como origen una polémica entre José Vasconcelos, el maestro mexicano de la juventud, y el poeta José Santos Chocano. Vasconcelos había criticado sus declaraciones adhiriéndose a Lugones que, estentóreamente, se declaraba a favor de los gobiernos autoritarios. Chocano se refería particularmente al de Leguía, que ya era un gobierno dictatorial.
El penalista español Jiménez de Asúa escribió en esa coyuntura un artículo muy lúcido, que comenzaba así: "Edwin Elmore, terciando en la polémica entablada entre José Vanconcelos y José Santos Chocano escribió un artículo que no quiso imprimir el diario La Crónica solidarizándose con los conceptos ideológicos sobre el primero. Chocano ha dicho que ese trabajo contenía palabras soeces, insultos, pero el que lo lee sin apasionamientos podrá convencerse que no hay posible injuria en estos alegatos de origen doctrinal, como califica Elmore el tema que se impone a desenvolver en los siguientes párrafos".
Al escribir Elmore ese artículo doctrinario y a favor de la democracia, en contra de Chocano, que se había adherido a Lugones, quien pregonaba que había llegado la hora de la espada, lo lleva a La Crónica que, lejos de publicarlo, se lo hace conocer a Chocano.
El poeta, que era un megalómano, al leerlo se enfureció. Y en lugar de escribir un artículo rebatiendo aquella nota, toma el teléfono para llamar a Elmore y proferir insultos contra su padre. Le espeta entonces con un "No, no, usted es el hijo del traidor de Arica", aludiendo a una especie que ningún historiador digno ha recogido. Elmore, indignado por el agravio escribe entonces una carta relatando a la letra todo el insulto que había recibido, y la lleva a publicar en El Comercio, con tan mala suerte que, minutos después, se encuentra con Chocano. En ese momento, el escritor, indignado, lo agarra de la solapa con la mano izquierda y lo abofetea con la derecha.
Edwin Elmore: la víctima. Tenía 32 años.
Al narrar el hecho El Comercio, cuyo director fue testigo del hecho, dice: "De improviso, el señor Chocano, que había logrado desasirse de su contendor, extrajo un revólver del bolsillo. En ese momento, el señor Elmore dio unos pasos atrás, hasta llegar a la pared del hall... Allí se detuvo a unos 3 ó 4 metros del señor Chocano. Partió el tiro: el señor Elmore se llevó ambas manos al lado izquierdo del abdomen..." El poeta estaba fuera de sí, porque lo habían abofeteado.
Estuvo unas horas en la carceleta, pero después, simulando un ataque al hígado, es llevado al Hospital Militar San Bartolomé. Lo recluyen en un cuarto con balcón a la calle donde se dan manifestaciones de sus a láteres, que eran muchos, dado que era famoso.
Desde el hospital dirige La Hoguera, periódico en el que insulta al padre de Elmore, a los abogados, a los jueces, a todo el mundo que se le oponía. Seis meses después el Congreso lo indulta.
Chocano lía entonces maletas, y se dirige al sur, a Chile, donde encuentra la muerte a manos de un demente.
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¿Reviviendo Muertos?

Por AUGUSTO ELMORE*


QUE una entidad fantasma como la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA) quiera oficiar de médium para revivir el cadáver de José Santos Chocano, no me extraña ni alarma. Ya hace unos meses la misma institución, por así llamarla, intentó atraer la atención oficial calificando a Mario Vargas Llosa de persona no grata. Pensé entonces que cada quien tiene el derecho de ganarse la vida, aunque sea a costa de su propia vergüenza. Pero que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de cuyos claustros salieron los miles y miles de estudiantes que, el 3 de noviembre de 1925, acompañaron y llevaron en hombros los restos de Edwin Elmore Letts, asesinado vilmente por Chocano, acompañándolo en un recorrido de kilómetros hasta el cementerio Presbítero Maestro, sea esta Universidad, digo, la que auspicie un intento de reivindicar la memoria del asesino, me parece algo abominable.
Si la convocatoria a un acto en homenaje a Chocano se tratase tan sólo de hacerle recordar a la gente que hubo alguna vez un poeta famoso y hábil en el manejo de los versos, además de pomposo, ditirámbico, solemne, y venal, vaya y pase; cada quien al fin de cuentas es dueño de sus gustos o sus malos gustos en literatura.
Pero si el acto que se ha anunciado para el día de hoy en la Casona de San Marcos tiene la intención de volver a colocar en forma simbólica en las sienes del poeta asesino la corona de laureles que por su crimen se sintió obligado a devolver a la ciudad, o la de reivindicar no su poesía ampulosa sino su memoria, mucho me temo que el acto pudiera estar revelando algo más.

*Sobrino carnal del escritor. (Caretas)

































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