DEMOCRACIA PERU
La situación en Cajamarca ha vuelto a recrudecer, pues las protestas y los enfrentamientos con la policía son constantes. La situación en el Cusco es similar y en otras regiones existe la amenaza que los conflictos adquieran dimensiones preocupantes. Es la consecuencia de apostar por un estilo de confrontación y poco dialogante, en el cual el gobierno, en lugar de colocarse en un punto medio, equidistante de ambas partes, funge de vocero del sector empresarial, lo cual le resta el rol de mediador que en circunstancias especiales debe tener el Estado.
La apuesta por la violencia y los métodos propios del fujimontesinismo como el sembrado de “pruebas” nos recuerdan lo peor de la década de los 0.. Igualmente la descalificación de los opositores vía adjetivos o insultos. Llamarlos radicales o extremistas tiene como objetivo tergiversar el sentido del mensaje a costa de la destrucción moral o política del mensajero. Para ello se prestan algunos periodistas que por lo visto no han aprendido las lecciones que nos dejara la década más corrupta de nuestra Historia.
Es evidente que el gobierno ha apostado por un estilo autoritario. Estimulado por un sector anacrónico de derecha el gobierno ha creído a pie juntillas que este modelo, el de la respuesta violenta, con detenciones arbitrarias, con un uso e interpretación de la Ley draconiano, funciona. No es así. El gobierno no se da cuenta que así generará un clima de revuelta nacional que podría terminar devorándolo.
Está perdiendo su base social, la que más votó por él, lo cual es grave pues ya perdió su base política, la que apostó por él. Esta situación es peligrosa para la democracia. Los que la estimulan con sus pedidos de balas, uso de la fuerza y poco apego al diálogo, no se dan cuenta que para que este “modelo” funcione se necesita que se anulen los fundamentos de la democracia como son la independencia de poderes, el control político, el respeto a los derechos individuales.Y no atrae inversión, como se corrobora estudiando el periodo fujimorista en que la “liquidez” la dio la venta de empresas públicas y no la productividad ni la exportación.
Fujimori fungía de eficaz no por su capacidad, que no tenía, sino porque todo lo tenía cooptado. El Congreso había sido comprado, el Poder Judicial daba fallos a la medida y el Ministerio Público estaba a disposición. Así el fujimontesinismo podía hacer lo que, literalmente, le viniera en gana vendiendo una falsa imagen de eficacia.
En la actualidad apostar por el mismo estilo violento y confrontacional no conducirá a nada pues hay poderes que al menos se esfuerzan por mantener cierta independencia, hay congresistas dignos que se niegan a renegar de sus representados y hay una prensa que sigue informando a pesar de las presiones.
Haría bien el presidente Humala en prescindir de los servicios de todo aquel que le diga que en la violencia y la represión está la solución. De no hacerlo podría abrir la puerta de tiempos realmente inmanejables.
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Votaron por un cambio
Entre la gente traicionada y la sangre derramada
“¿Por qué nos matas, Presidente, por qué nos mandas matar?”. Era la pregunta de una pobladora de Espinar que, angustiada, lloraba ante la brutal represión policial. “Tú nos prometiste que nos ibas a proteger de las mineras ¿Por qué nos mandas matar?”, volvía a interrogarse la humilde campesina que sentía en carne propia la indiferencia y desconocimiento de la realidad por parte de gobernantes y televidentes en la capital.
“Hasta la vida de los animales vale más”, era la frase contundente con que culminaba su intervención la misma pobladora y que bien podría haber sido parte de un diálogo en Redoble por Rancas o El Mundo es ancho y ajeno. Era demasiado para mantenerse indiferente ante lo visto en el excelente reportaje que Canal N transmitió ayer durante el programa On Line, que conduce Christian Hudtwalcker.
A toda acción corresponde una reacción. Un político maduro es capaz de actuar calculando por anticipado la consecuencia de sus acciones. Ollanta Humala no lo hizo. Prometió defender a las comunidades indígenas de los abusos de algunas empresas mineras, recibió los votos por dicha promesa y luego les dio, olímpicamente, la espalda. Antes de juzgar con ojos limeños, ¿cómo creen que se sienten todos aquellos que han sido engañados?
En lugar de emprender una ofensiva política que le permita hacer entender a los marginados de siempre del porqué de su abandono, el presidente Humala ha optado por seguir la lógica militarista que le aconsejan su asesor el Coronel Villafuerte y el Comandante Valdés, exinstructor del presidente Humala y su actual Premier. Con esa lógica se va rumbo al despeñadero y a la ilegitimidad pues es sinónimo de confrontación y decepción.
Nuevamente por abusar del lenguaje de las armas, sangre peruana es derramada. Esa sangre siempre es de los más indefensos. Es la del suboficial de la Policía que es abandonado, del oficial del Ejército que protege su pecho con chalecos de cartón o de los comuneros indignados y engañados. En Espinar hay muertos y decenas de heridos. Una vez más queremos entender con la lógica limeña la triste realidad de nuestros hermanos de la sierra y selva. Se les exige que entiendan el estado de emergencia a quienes viven, por su abandono, en permanente estado de supervivencia y que votaron por un cambio para dejar atrás la triste realidad que los envuelve. A las muertes de hoy le seguirán las detenciones arbitrarias, ya verán.
Es cierto que los problemas no han nacido hace 0 meses. Pero también es cierto que la situación ha empeorado, entre otras cosas por el incumplimiento de los compromisos de campaña del presidente Humala. Si existe violencia e indignación es por ello. Y si a eso le agregamos el desorden con que el Gobierno hace frente a este clima de conflicto, habría que recordarle al Presidente que la falta de capacidad política en su gobierno tiene cargo, nombre y apellido: el Premier Oscar Valdés.
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