Perú: El inmortal de Accomarca
Imagen panorámica de Accomarca, donde un 14 de agosto de 1985 militares asesinaron 69 comuneros, crimen aún impune
Por Eduardo Gonzalez Viaña
7 de mayo, 2012.-
Rafael Navarro no encontró la muerte en la casa de Accomarca donde encerraron y quemaron a los hombres. Tal vez nunca la encontró.
Las fuerzas militares entraron en Accomarca cuando estaba a punto de amanecer. Comandos especiales se posesionaron de las casas del alcalde, de la maestra, del pastor evangelista y, por fin, la de Rafael Navarro. Apresaron en el camino a decenas de accomarquinos. Metieron a los hombres en una casa. A las mujeres, en otra. A Rafael lo encararon:
- ¡Así que tú eres el estudiante universitario! ¿Quién te paga los estudios? ¿Los comunistas? ¿Cuba? ¿Y de dónde acá un indio se quiere convertir en ingeniero?
Lo golpearon y ya estaba casi muerto cuando lo dejaron en la casa con el resto de los hombres. Allí estaba su abuelo, quien también se llamaba Rafael Navarro.
A las tres de la tarde, un soldado que no conocía al herido abrió la puerta y gritó:
- Ese Rafael Navarro que salga.
Durante todo el día, habían ido sacando los vecinos para interrogarlos. Ninguno volvía. Al final, se escuchaban los balazos con que los remataban.
- Ese Rafael Navarro… ¿quien es?
- Yo soy.- respondió Rafael el viejo. Sabía que no era a él a quien llamaban, pero siguió al soldado hacia una muerte segura para salvar a su nieto quien seguía inconsciente.
A la hora del incendio, Rafael el muchacho despertó.
Una de las granadas abrió un forado en la pared, y eso permitió que varios vecinos escaparan. Uno de ellos se llevó arrastrando por los brazos a Rafael.
Un mes más tarde, cuando se dio a conocer la historia de Accomarca, el Congreso del Perú decidió intervenir. Mientras tomaban las decisiones y hacían los preparativos del viaje, pasaron dos semanas. Durante ese tiempo, según cuenta ahora el oficial Telmo Hurtado, sus superiores ordenaron borrar todos los rastros de la matanza. Había que ir a cualquier lado donde había quedado un sobreviviente para hacerlo desaparecer. También de eso, se salvó Rafael Navarro.
Por supuesto, el joven nunca pudo graduarse de ingeniero. Varios años después de la masacre, estaba trabajando como ayudante en un restaurante de Huancayo cuando dos hombres armados entraron en la cocina y le preguntaron:
- ¿Es usted Rafael Navarro?… Acompáñenos.
¿Qué pasó después?
Quizás todo esto es una ficción, una historia literaria. No existieron muchachos como Rafael con ganas de ser ingenieros o médicos. No existieron los ancianos valientes como el abuelo. No existieron niñas como Camilita que todavía jugaban a las muñecas cuando las destrozaron. No existieron mujeres jóvenes como la maestra o como las viejas que vendían leche por las tardes. No existieron, no eran seres humanos como usted y como yo…
Y también bebés. Y niños pequeños. Como aquellos cuya ejecución justificó Telmo Hurtado cuando dijo ““uno no puede confiar de una mujer, un anciano o un niño… los comienzan a adoctrinar desde los dos años, tres años,”. Y ahora dice que todo fue una operación militar planificada por los más altos mandos.
Hasta hace poco todo continuaba siendo una ficción. Telmo Hurtado estuvo años en una cárcel de Miami. Lo apresaron de casualidad por un delito de inmigración. Sin embargo, de manera extraña, la extradición tardó mucho tiempo como si no lo quisieran en el Perú.
“Univisión” reveló la historia y la opinión norteamericana se escandalizó. Dos meses después del reportaje, el preso fue extraditado al Perú.
Ahora, el juicio sufre retrasos extraños. La verdad completa no se sabrá sino cuando se dicte la condena. Mientras tanto, Rafael será inmortal, y también la niña Camilita… y todos los 69 serán también una ficción que usted y yo hemos inventado.
—
*Eduardo González Viaña es un escritor y periodista peruano nacido en Chepén, La Libertad. Es autor de novelas, cuentos y artículos periodísticos. Es también un activista que presenta sus libros y da conferencias en universidades, teatros y otros centros culturales y laborales de los Estados Unidos y defiende el derecho de los inmigrantes hispanos a vivir en ese país y a conservar la magia de hablar español.
*Eduardo González Viaña es un escritor y periodista peruano nacido en Chepén, La Libertad. Es autor de novelas, cuentos y artículos periodísticos. Es también un activista que presenta sus libros y da conferencias en universidades, teatros y otros centros culturales y laborales de los Estados Unidos y defiende el derecho de los inmigrantes hispanos a vivir en ese país y a conservar la magia de hablar español.
Desde 1999, es catedrático en Western Oregon University aunque también ha sido Profesor Visitante en otras como U.C. Berkeley, Dartmouth College, Willamette University y Colaborador de Honor de la Universidad de Oviedo. Su novela “El corrido de Dante”, es considerada un clásico de la literatura de la inmigración. Esta obra obtuvo el Premio Latino Internacional 2007 de los Estados Unidos. González Viaña escribe el Correo de Salem, una columna periodística que se publica en América y España.
LA AUTORIA MEDIATA Y LA MASACRE DE ACCOMARCA
La autoría mediata mediante su jurisprudencia en el Perú ha sido aceptada. El gobierno de Fernando Belaunde Terry enfrento con titubeos la aparición de Sendero Luminoso. Cuando Alan García asumió el poder la respuesta de las Fuerzas Armadas ya se había producido y se extendía a lo largo del país: Un aparato de poder militar. Las condiciones para que se declare la existencia de un aparato de poder organizado son(3): Tiene que haber poder de mando, Alan García lo tenía.La organización tiene que estar desvinculada del ordenamiento jurídico, los miembros del Ejército que finalmente ejecutaron las acciones, patrullas Lince 6 y 7, hicieron actos fuera de la ley. De forma semejante el Destacamento Colina hizo cosas fuera de la ley. La fungibilidad del ejecutor inmediato, pudo ser otra patrulla Lince. La elevada disponibilidad del ejecutor hacia el hecho, las declaraciones de Telmo Hurtado así lo manifiestan. ¿Fue Alan García el líder de un aparato de poder organizado o tuvo que convivir al lado de él?
En diciembre de 1985, Alan García hizo conocer que había destituido al presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, como consecuencia de las investigaciones referidas a la masacre de Accomarca. La matanza de los penales ocurrió en junio de 1986. Murieron más de 200 personas y Alan García anunció severas sanciones. “Se van ellos o me voy yo”. Nadie se fue. En mayo de 1988, se produjo la matanza de Cayara en la provincia de Víctor Fajardo en Ayacucho, donde fueron asesinados cincuenta campesinos, entre ellos niños, mujeres y ancianos, por una patrulla del ejército. (1)
En el discurso de 1990, cuando deja el poder, Alan García dice: “Creo que en este punto con todas las limitaciones de este tiempo, las Fuerzas Armadas merecen el homenaje de la nación, porque han sido, ante la violencia y ante la agitación publicitaria que la agiganta, el firme sostén de la democracia y el firme sostén de la libertad”. “El subversivo mata porque no tiene ideas, porque no tiene fe, y como no tiene fe, no puede convencer a nadie. Y como no puede ganar en el campo de las ideas, sólo le queda el camino inferior de eliminar al adversario. Pero al hacerlo, reconoce la superioridad de aquel a quien mata.¿Qué dijo Alan García al asumir su primer mandato? ¿Qué decía su Plan de Gobierno? ¿Es necesario que sea juzgado y se determine si es culpable o inocente?
Por eso, si a alguien tengo que recordar esta mañana, es a la lista interminable de los muertos sobre los que nuestra democracia caminó y gracias a los cuales nuestra libertad se mantuvo, muertos militares, muertos policías, muertos civiles, muertos apristas y compañeros que le han dado, éstos últimos, mayor vida al partido de Haya de la Torre, porque cada uno de ellos con su muerte cumplió su compromiso para con todos los peruanos”.
(1) http://colombia.indymedia.org/news/2006/05/43123_comment.php
(2) cies.org.pe/files/ES/Bol61/05-portocarrero.pdf
(3) Sentencia del Tribunal Especial a Alberto Fujimori.
(2) cies.org.pe/files/ES/Bol61/05-portocarrero.pdf
(3) Sentencia del Tribunal Especial a Alberto Fujimori.
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