miércoles, 6 de junio de 2012

Arica 7 de Junio 1880, salvando el honor


La Batalla de Arica y el significado histórico-ético de Francisco Bolognesi


Arica 7 de junio de 1880
La batalla de Arica marcó la derrota definitiva del ejército peruano del sur y consumó la amputación territorial del país. Para aquel entonces, ya estábamos perdidos: el mar era chileno, Grau estaba muerto, la invasión terrestre se había impuesto y el país venía de perder el departamento de Tarapacá. El verdadero objetivo económico de la guerra –la riqueza salitrera– pasó a alimentar la máquina de guerra de Chile. El salitre peruano y boliviano fue puesto al servicio de la empresa de conquista. Por su parte, los mercados internacionales funcionaban a pleno vapor, transformando el caliche en pólvora, que se abatiría sobre los últimos soldados del Perú.
Peor aún, en Tacna pocos días atrás, se había consumando la derrota del ejército aliado peruano-boliviano. En síntesis, ya se había perdido el territorio en disputa e incluso había desaparecido el ejército de línea. Cuando Bolognesi y su junta de oficiales rechazan la oferta de rendición con honores, al Perú ya no le quedaban esperanzas de victoria. Cabe preguntarse por qué esa junta adoptó una decisión que –mirada desde fuera– puede parecer poco racional y, sin embargo, es de tanto significado en la historia nacional.
Francisco Bolognesi dirigió varias comunicaciones al exterior cuando ya estaba encerrado por mar y tierra. Fueron mensajeros que cruzaron las líneas enemigas y llevaron cartas que se han conservado. Varias de ellas, llevan la famosa frase “apure Leiva”, que revelan cómo en Arica aún había una loca esperanza.
Pero otra comunicación dirigida al contralmirante Lizardo Montero revela el verdadero pensamiento de Bolognesi. Dice el héroe que se sostendrá hasta el final porque todo el Perú está en vilo mirando a la guarnición de Arica. Sabía que se estaba formando la opinión pública y educándose el carácter nacional. Después de la guerra nada será igual y el trauma de los cañones anuncia el modo de ser de las naciones. Bolognesi quiso intervenir decididamente en esa educación.
Su aporte fue reforzar el prototipo de héroe peruano de aquella infausta guerra. Grau había marcado el camino y Bolognesi quiso ser una nueva vuelta de tuerca. Eran guerreros que sabían su destino y entraban a la batalla sin miedo, listos para entregar la vida por una causa que consideraban sublime: su noción de patria.
De este modo, Francisco Bolognesi contribuyó decisivamente a definir un rasgo de nuestro carácter como nación. Ese ideal resalta el honor de luchar hasta el fin sin importar la condición de inferioridad. Bolognesi lo encarna sin duda alguna; su enemigo terrestre multiplicaba su fuerza y asimismo estaba rodeado por mar; toda la orgullosa escuadra chilena había confluido para batir a las defensas de tierra. No obstante estar artillado, el morro era débil en comparación al poder de fuego de la armada enemiga. Pero no importaba. El Perú lo estaba mirando y él debía ofrecer una lección. Un mensaje que estaba dirigido a todos nosotros y que buscaba formarnos como comunidad.

Manuel González Prada lo plantea claramente en el discurso del Politeama, donde sostiene que la generación del guano perdió la guerra al despilfarrar las riquezas naturales por sensualidad, egoísmo e irresponsabilidad. Esa generación estaría eternamente condenada si no fuera por dos de sus hijos: Grau y Bolognesi, que a juicio del escritor radical que fue González Prada, salvaron al Perú porque rescataron su autoestima. Le dieron sentido y justificaron su existencia.

.Por: Antonio Zapata (Historiador)




En Arica el ejército peruano salvó el honor, no hay que olvidarnos de eso, dentro de las cosas malas que se dieron, hubieron buenas, como dijo Manuel González Prada:

"Sin embargo, en el grotesco y sombrío drama de la derrota, surgieron de cuando en cuando figuras luminosas y simpáticas. La guerra, con todos sus males, nos hizo el bien de probar que todavía sabemos engendrar hombres de temple viril. Alentémonos, pues: la rosa no florece en el pantano; y el pueblo en que nacen un Grau y un Bolognesi no está ni muerto ni completamente dejenerado. Regocijémonos, si es posible: la tristeza de los injustamente vencidos conoce alegrías sinceras, así como el sueño de los vencedores implacables tiene despertamientos amargos, pesadillas horrorosas..." ("páginas libres")

"...Rencor y odio que deberíamos reservar para el enemigo de todos, los atizamos contra nosotros mismos..."
"...Chile, con todas sus miserias, nos vencerá mañana y siempre, si continuamos siendo lo que fuimos y lo que somos..."
"...La fuerza de las naciones viene de su elevación moral..." 
"...Chile cogió con sus uñas de buitre Iquique y Tarapacá, y piensa coger Arica, Tacna y acaso el Perú entero..."
"...Vivimos en una comarca de corderos y lobos; hay que andar prevenidos para mostrarse corderos con el cordero y lobos con el lobo..."
"...Ideas más nobles obligan también a repeler todo ataque y vengar todo atropellamiento..."
"...El porvenir nos emplaza para una guerra defensiva. O combatientes o esclavos..." 
"...Seamos una perenne amenaza. Con nuestro rencor siempre vivo, con nuestra severa actitud de hombres, mantendremos al enemigo en continua zozobra, le obligaremos a gastar oro en descomunales armamentos y agotaremos sus jugos..." 
"...Lo malo no está en derramar sangre, sino en derramarla infructuosamente..."
"...Chile traslada a Santiago todo lo mueble, desde el laboratorio de la escuela hasta el urinario de la plaza pública..."(2)
(2) Saqueos realizados: cuadros,libros, objetos de oro y plata,la biblioteca nacional, la casa de la moneda,propiedades pùblicas y privadas, asì como de  extranjeros,etc. todo ello mudado a Santiago de Chile con una voracidad propia de mendigo.

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