martes, 16 de octubre de 2012

Gonzales Prada,Manuel y las heridas nacionales


GONZÁLEZ PRADA, Manuel. 

Biog. (n. 05-01-1844, en Lima; m. 22-07-1918, en Lima). 

Escritor, libre pensador, crítico severo, político, poeta, promotor del anarquismo. Primero seminarista, luego estudió en el colegio San Carlos de Lima, después Filosofía y letras, seguidamente Derecho, carreras que no culminaría. Peleó en la batalla de Miraflores (1881). La derrota del guano y del salitre fue una toma de conciencia para González Prada. “hombre tajante, moralista, “nervio hecho verbo”, se enfrenta con un país débil y desorganizado, con una administración gubernamental empírica y corrompida, con la marginación de grandes grupos sociales, con la ausencia de una mística cualquiera fuese su signo” (Bruno Podestá). 

En julio de 1888 escribió el discurso en el Politeama. 

Ha sido Director de la Biblioteca Nacional (1912-1918). 

Obras en prosa: 

Pájinas libres (1894); Horas de lucha (1908); Bajo el oprobio (1933); Anarquía (1936); Nuevas páginas libres (1937); Figuras y figurones (1938); Propaganda y ataque (1939); Prosa menuda (1941); El tonel de Diógenes (1945); Optometría: apuntes para una rítmica (1977).  

Obras en verso: 

Minúsculas (1901); Presbiterianas (1909); Exóticas (1911); Trozos de vida (1933); Baladas peruanas (1935); Grafitos (1937); Libertarias (1938); Baladas (1939); Adoración (1947); Poemas desconocidos (1973); Letrillas (1975). 

Testimonios:

“Gonzáles Prada no interpretó este pueblo, no esclareció sus problemas, no logró un programa a la generación que debía venir después. Mas representa, de toda suerte, un instante  –el primer instante lúcido- de la conciencia del Perú” (José Carlos Mariátegui, 1928).

“Gonzáles Prada vale como un precursor, como un pionero en el camino de la revolución social y es admirable que en la chatura de la época se yerga a tan notable altura espiritual. Como Vigil es un gigante solitario; dueño de una acerada pureza moral puede combatir prácticamente solo; contra la miseria del ambiente que lo rodea” (Washington Delgado, 1980). 

“Sus frases altisonantes son un trueno en el despertar de la conciencia política; su prosa es la sublevación sin muchedumbre, el motín encendido en el corazón de los parias. Su vida solitaria es un apostolado moral, contra la vanidad; es una opción ética por el cambio y el progreso de la humanidad (…) Su razón fue atrevida y temeraria, su temperamento apasionado e irreductible, para desenmascarar las apariencias” (Raúl Chanamé Orbe).


“Marchados los invasores, con una victoria que los adueñaba de Tarapacá e Iquique y les permitía ocupar Tacna y Arica hasta un plebiscito, criticó duramente a nuestra clase política en diversos discursos y artículos, algunos de ellos reunidos en Pájinas libres (1894), el cual respira rencor por la derrota del Perú en la Guerra del Pacífico (1879-1883), uno de los mayores desastres de la historia nacional. 

“De todas las generaciones nacidas en el país somos la generación más triste, más combatida, más probada”, dice en “Discurso en el Ateneo de Lima”, en 1886, tres años después del conflicto. Subraya que el Perú es un pueblo herido y mutilado, y que hay mucho por reconstruir. En este y otros textos del libro culpa a los políticos de cubrirnos de vergüenza, oprobio y mentira. En calidad de Presidente del Círculo Literario, reclama a sus integrantes reanimar a nuestras gentes


Sólo dos momentos destaca de la historia de nuestro país en el siglo XIX, el 9 de diciembre de 1824 y el 02 de mayo de 1866, en ambas vencimos a la amenaza española. Pues en los primeros años de la República se sucedieron “luchas subterráneas de ambiciones personales”, sediciones, dictaduras, persecuciones, destierros, asesinatos y saqueos al tesoro público.

Para González Prada, uno de los mayores responsables fue el periodismo. “Todo fue posible porque  tiranos y ladrones contaron con el silencio o el aplauso de una prensa cobarde, venal o cortesana”. La Guerra del Pacífico nos sorprendió con grandes diferencias sociales, mal armados y en bancarrota. Solo gracias a Miguel Grau y Francisco Bolognesi  salvamos el honor. Se pregunta si tendríamos derecho a llamarnos nación sin estos dos héroes caídos en el conflicto contra Chile. 

En el “Discurso en el Politeama”, de 1888, reclama levantarnos desde los escombros y vengarnos de los sureños, además lanza una las frases más famosas de las letras peruanas: “¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!”. Hecho curioso: lo dice a los 44 años de edad. Dos sentimientos lo animan: “el amor a la patria y el odio a Chile”. Aunque desea la paz universal, justifica  la violencia. “¿Cuándo la humanidad ejecutó algo bueno sin lágrimas ni sangre?”, se pregunta el autor de Horas de lucha (1908) al recordar el primer centenario de la Revolución Francesa. Exige a los compatriotas sacrificio y paciente trabajo para, cuando estemos preparados, cobrarnos la revancha. 

Pájinas libres es uno de los pocos ensayos peruanos de lectura obligatoria en nuestros colegios. Por ello, es necesario advertir que lo que el autor llama un “deber” volver a luchar contra Chile, sólo debe interpretarse como una forma de progresar. Es entendible la ira que sentía, pues luchó en el campo de batalla y permaneció voluntariamente recluido en su casa durante casi tres años, con gran impotencia, mientras los invasores saqueaban el país.” 

http://bibliotecadetacna.com/pdf/Docs_Historia_Tacna_2012.pdf

Con respecto a los Partidos Políticos planteó lo siguiente:


¿Qué fueron por lo general nuestros partidos en los últimos años? sindicatos de ambiciones malsanas, clubs eleccionarios o sociedades mercantiles. ¿Qué nuestros caudillos? agentes de las grandes sociedades financieras, paisanos astutos que hicieron de la política una faena lucrativa o soldados impulsivos que vieron en la Presidencia de la República el último grado de la carrera militar.”

Para Gonzales Prada la guerra con Chile nos había dejado una importante lección: la de prepararnos para la guerra; y un compromiso nacional: el de alcanzar la vindicta. Al respecto manifestó lo siguiente:


No se trata de lanzarnos hoy mismo, débiles y pobres, a una guerra torpe y descabellada, ni de improvisar en pocos días toda una escuadra y todo un ejército; se pide el trabajo subterráneo y minucioso, algo así como una labor de topo y de hormiga: reunir dinero, sol por sol, centavo por centavo; adquirir elementos de guerra, cañón por cañón, rifle por rifle, hasta cápsula por cápsula. Las naciones viven vida muy larga y no se cansan de esperar la hora de la justicia. Y la justicia no se consigue en la Tierra con razonamientos y súplicas: viene en la punta de un hierro ensangrentado. Cierto, la guerra es la ignominia y el oprobio de la Humanidad; pero ese oprobio y esa ignominia deben recaer sobre el agresor injusto, no sobre el defensor de sus propios derechos y de su vida. Desde las colonias de infusorios hasta las sociedades humanas, se ve luchas sin cuartel y abominables victorias de los fuertes, con una sola diferencia: toda la Naturaleza sufre la dura ley y calla, el hombre la rechaza y se subleva. Sí, el hombre es el único ser que lanza un clamor de justicia en el universal y eterno sacrificio de los débiles. Escuchemos el clamor, y para sublevarnos contra la injusticia y obtener reparación, hagámonos fuertes: el león que se arrancara uñas y dientes, moriría en boca de lobos; la nación que no lleva el hierro en las manos, concluye por arrastrarle en los pies.”

No esperen ustedes de mis labios reticencias, medias palabras, contemporizaciones, ni tiros solapados y cobardes: expreso clara y toscamente las ideas; sin máscara ni puñal, ataco de frente a los malos hombres públicos. No hablo para incensar a los que mandan ni para servir de vocero a los que sueñan con arrebatar el poder, sino para decir cuanto me parece necesario y justo, hiera los intereses que hiriere, subleve las iras que sublevare.”

"En la orgía de la época independiente, vuestros antepasados bebieron el vino generoso y dejaron las heces. Siendo superiores a vuestros padres, tendréis derecho para escribir el bochornoso epitafio de una generación que se va, manchada con la guerra civil de medio siglo, con la quiebra fraudulenta y con la mutilación del territorio nacional.Si en estos momentos fuera oportuno recordar vergüenzas y renovar dolores, no acusaríamos a unos ni disculparíamos a otros. ¿Quién puede arrojar la primera piedra?
La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne y machacó nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia y nuestro espíritu de servidumbre.”

http://anarquismoperu.noblogs.org/post/2010/12/17/algunos-puntes-sobre-el-pensamiento-politico-de-manuel-gonzales-prada/#comment-27787



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