miércoles, 11 de julio de 2012

En el mes de la Patria, precursores y pròceres


CORONA PATRIÓTICA 
(colección de apuntes biográficos)


Ricardo Palma publicó en 1853, su Corona Patriótica que hoy reedita la Biblioteca
Nacional con el doble propósito de rendir homenaje al que fuera su reorganizador y 
Director y al Sesquicentenario de la Emancipación del Perú, sus precursores y próceres.
Obra escrita a los 20 años, o antes, el folleto reproducido contiene apuntes biográficos 
anecdóticos, algunos de los cuales pueden considerarse germen de tradiciones
posteriores.


«Candideces de muchacho principiante» como califica su contenido el mismo Palma en 
nota manuscrita en la portada, constituye la tercera publicación del autor ya que las 
anteriores fueron: Rodil. Lima, 1851; La favorita, ópera. Tr. de J. T. Mansilla y R. Palma. 
Lima, 1852. La Corona Patriótica corresponde, de otro lado, a un año de gran actividad 
bibliográfica de Palma, ya que en ese mismo año, 1853, publicó en la imprenta «El 
Mensajero»: Romance Nacional y Lida, romance histórico.


I


Años hace que mi voz se eleva para saludar el día más clásico de la historia del pueblo, 
donde la mano de la Providencia me señalara un espacio para cuna y donde tal vez 
encontré mi cabeza! postrero Independiente como el que más, mi corazón juvenil se ha 
henchido de entusiasmo ante los recuerdos que el 28 de julio despierta. Hijo de América 
he saludado al sol de julio, al sol de la Libertad mi fe de cristiano ha consagrado al santo 
de Israel un himno que vibra aun en lo más íntimo del corazón.


Y hoy también se alza mi voz débil, pero sincera; porque ¡patria mía! tengo fe y creo en 
el porvenir que los cielos te reservan; porvenir que será espléndido, como tus bosques 
perfumados, inmortal como tus Andes, cuyas cimeras de plata penetran en el arrebolado 
firmamento, y en las que acaso posa su invisible planta el genio benéfico que preside tus 
destinos.



II


Bajo el azul turquí de un cielo siempre sereno y majestuoso, alentado por los rayos de 
un sol magnífico, alzábase un pueblo a la felicidad.
Llanos de esmeralda cubiertos de flores delicadas que abren sus corolas a los frescos 
besos del rocío, montes con entrañas de oro y plata que se destacan en el espacio como 
gigantes de granito, lagos cuyos pacíficos cristales apenas riza el murmullo de los
céfiros; 


Panorama donde se hallan adunados vida, esplendor y dicha, tal fue el imperio de
Manco.


Ese pueblo amó al Ser Eterno en la luz y el Sol fue su divinidad.


Y en verdad ¿no os habéis imaginado cuando eleváis a Dios el pensamiento y los ojos a 
la bóveda estrellada, que ese sol coronado de topacios, que esa diadema esplendorosa 
de la cual están suspendidos los azules cortinajes del palacio de Jehová, no os habeis 
imaginado repito, que ese astro fecundante es el brillo de su mirada, la huella de su 
grandeza?


III


Pero como despeñado torrente se presentaron los conquistadores y el Lábaro de
redención fue un manequi en sus manos. Mancharon con sangre sus vestiduras y
erigieron altares al becerro de oro.



Y tras el escándalo que sembraron los encargados de conducir a un mundo virgen la 
civilización cristiana consiguieron labrar pesadas cadenas. Ellos olvidaron que el rey 
Profeta ha dicho -En el mismo lazo que escondieron quedará preso su pie.


Y ese pueblo, aherrojado como rebaño de esclavos, no desesperó jamás.


La esperanza es el alma del hombre.


¿Y quién ha dicho que no sea también el alma de los pueblos? 


Tres siglos de opresión pasaron como lavas candentes del infierno sobre la faz de la 
América y ella comprendió que Dios la había hecho señora, que su porvenir era grande.


Y escribió en el libro de su historia los nombres de Tucumán, Chacabueo, Maypú,
Boyacá, Pichincha. Junín y Ayacucho. -Justo es el Señor y ha amado la justicia.


IV


Mas ya ¿qué resta de aquella generación de bravos que a nosotros, pobres plantas, nos 
dieron una aura suave en que respirar, la aura de los libres?


Unos pocos ancianos a los que debemos respetar como reliquias del pasado, santas 
memorias del ayer al hoy. Un escaso número de soldados inválidos que moran en un 
cuartel desaseado e insalubre, mal vestidos y peor alimentados.


Alguna vez hemos mojado nuestra pluma pidiendo para ellos un pedazo mas de pan... 
de ese pan que se prodiga a los que tal vez lo consiguen sin títulos que alegar. Y sin 
embargo, esos hombres mutilados llenos de blancas canas y honrosas cicatrices oyeron 
una voz que los llamaba a combatir por la patria y combatieron llenos de fe; porque para 
ellos dijo la Escritura -Acordaos del Señor grande y terrible y pelead por vuestros
hermanos y vuestros hijos.


V


Y hoy os brindo un recuerdo gloriosas víctimas de la mas santa de las causas. Perdón si 
profano vuestras cenizas, arrancando una página del libro del pasado para ofrecer
vuestra historia a las generaciones que están por venir.


No pretendemos atribuirnos trabajo ajeno. Las noticias biográficas que en seguida
publicamos son tomadas de la Herencia Española y de algunos manuscritos y periódicos 
que tenemos a la vista.


Si hay algún mérito en esto, es el de haber coleccionado estas apuntaciones que pueden 
servir de base quizá, a la inteligencia privilegiada que ose escribir la historia de nuestra 
emancipación y de sus próceres.


D. José Gabriel Tupac Amaru
Era el 3 de setiembre de 1780. Los pueblos todos del Departamento del Cuzco se
hallaban en completo estado de efervescencia. El Inca José Gabriel Tupac Amaru los 
había excitado a romper el yugo con que los humillaba el poder Ibero.
La primera chispa había prendido.
Pero aun el pueblo no se sentía fuerte para romper el yugo -Su fe era débil...
Era preciso que radiase la aurora del 4 de julio de 1792 para que viniese un 9 de 
diciembre.
Tupac Amaru ... moría pocos días después en un cadalso. 


Pumacahua y los Angulos
En 5 de agosto de 1814 tuvo lugar en la ciudad del Cuzco la revolución llamada de 
Pumacahua y los Angulos. En breve tiempo levantaron un ejército numeroso, rico en 
entusiasmo, aunque pobre en armas, que se batió siete veces con las fuerzas
españolas.
Derrotados al fin por el General Ramírez perecieron en el patíbulo Pumacahua, los
hermanos Angulos, el General San Román, y todos los principales caudillos; contándose 
entre estos el célebre y sentimental poeta arequipeño Melgar.


D. José Gómez
Nació en Taena. Por los años de 1810 se incorporó al Ejército Argentino mandado por el 
General Belgrano. Más tarde hizo algunas tentativas de revolución en Taena de donde 
en calidad de preso fue remitido a Lima y de aquí enviado a Casas Matas. Pretestando 
una enfermedad lo mandaron al hospital de Bellavista de donde fugó asilándose en Lima 
en la huerta de D. José María Pagador, llamada de Presa. En unión de este y otros 
varios patriotas proyectaron tomar por sorpresa las fortalezas del Callao y la Fragata de 
guerra Española «La Venganza» anclada a la sazón en la bahía.
Malogrados sus afanes por la traición de Juan Escobar, tuvo Gómez que esconderse en 
casa de su hermana, de donde fue sacado por Juan Vizcarra, comandante de la partida 
de encapados y primo hermano de Gómez, para ser ahorcado en la Plaza Mayor en 
compañía de D. Casimiro Espejo (quien fue entregado por su propia querida) y del D. D. 
Nicolás Alcázar.
D. Lorenzo Valderrama, que era otro de los sentenciados, logró escapar de la prisión y 
atravesó con la mayor audacia el desierto de Atacama para unirse al ejército patriota.
D. Carlos Zabalburu y D. Mariano Casas, que también fueron sentenciados con los 
anteriores, se mantuvieron ocultos hasta la llegada del ejército Libertador.


D. D. Nicolás Alcázar
Fue médico muy acreditado del Hospital Militar del Espíritu Santo. Entre las acciones 
mas notables de su vida se cuenta la siguiente:
Habiendo sido sentenciado a muerte, por causas criminales, un español apellidado 
Cachufeiro, le administró un brebaje que a los ojos de la justicia le hizo pasar por
muerto, volviéndole a la vida con un contra-narcótico, cuando ya la familia de Cachufeiro 
tenía en su casa el cuerpo del supuesto cadáver.
Descubierta la complicidad de Alcázar en los planes de Gómez y Pagador, se asiló en 
casa de un hijo de Cachufeiro, quien fue tan infame que lo entregó a la Policía en 
recompensa de haber salvado a su padre de la muerte.
Alcázar fue uno de los que el 31 de diciembre de 1818 tuvieron en la Plaza Mayor el 
mismo trágico fin que Espejo y Gómez.


D. José María Pagador
Preferimos consignar la biografía de este ilustre patriota cuyo nombre se halla ligado a 
las acciones más distinguidas de su época, en los dos documentos que siguen. Ellos 
dicen por sí solos más que cuanto pudieran expresar nuestras palabras. 
Sr. D. José María Pagador, Palacio de Santiago 1º de junio de 1820 -Muy señor mío y 
amigo  -Si la patria en su noble empeño por la regeneración política de nuestro 
continente americano recarga a sus buenos hijos con las comisiones que le interesan 
para llegar al fin de obra tan grandiosa; también sabe conocer el mérito del individuo 
cuando ejecuta con honor y valor los cargos que se le confían.
La verdadera historia del Perú, dará el lugar que corresponde en sus páginas a las 
víctimas que sacrificaron sus vidas, sus fortunas y sosiego por el honor y libertad de sus 
compatriotas. Los nombres del teniente coronel Gómez, sus dignos compañeros y el de 
U. serán siempre recordados con gratitud por los hijos de la Libertad; así como una 
maldición americana borrará de este nombre a los traidores que vendieron al gobierno 
del Callao la valiente empresa de que fueron víctimas y U. ha salvado la vida
milagrosamente. El 21  de julio de 1818 ciertamente coloca a U. entre sus primeros 
compatriotas y sus padecimientos y peregrinaciones por los bosques de Huarmey, le 
hacen acreedor a una compensación que asegure su subsistencia y la de su familia. Yo 
ofrezco a U. encargarme de recomendarlo al primer gobierno peruano que se instale por 
la voluntad libre e independiente de aquellos pueblos. Coopere U. como lo tiene
acreditado, en la comisión que le encargo al norte de Lima y está explicada
detalladamente en las instrucciones que en  oportunidad le serán entregadas y son de 
acuerdo con las del capitán Zorrilla y teniente Barrenechea; intérnese a los puntos que 
se le designan, acérquese a las personas que se le indican y a todos los que desean 
romper las cadenas de la opresión. Inflame  sus pechos con la sagrada insurrrección 
preparada en Lima y principales pueblos del alto y bajo Perú, en cuyo apoyo he creado 
una armada con suficiente poder por sí sola para arrojar del Pacífico las fuerzas
marítimas de Fernando el cruel y un ejército que en breve desembarcará en aquellas 
costas con el solo objeto de, unido a los valientes peruanos, arrojar de su opulento suelo 
a sus opresores y constituida la nación y sus autoridades por la libre y sola voluntad de los 
peruanos, regrese a Chile en los momentos que el Perú no necesite más de su presencia.
Yo no olvidaré sus trabajos y el interés con que se ha conducido U. en la justa causa de 
la libertad, y repito, que no perderé medio de satisfacer sus servicios. Por ahora, celebro 
el restablecimiento de su salud que tanto interesa a sus compatriotas oprimidos por los 
que va U. a sacrificarse con noble resolución, llevando de su parte a más de una sana 
conciencia la protección del cielo y la buena fortuna de su amigo Q. B. S. M. -Bernardo 
O'Higgins.


Informe


Excelentísimo Señor  -El que suscribe en virtud del decreto de 6 del presente que 
antecede dice: Que D. José María Pagador en 8 de julio de 1819 desembarcó en
Valparaíso conducido de las costas del Perú con recomendaciones muy interesantes del 
Vice-Almirante de la Escuadra de Chile lord Cochrane, entre otro número de nobles 
peruanos en cuyos pechos ardía el fuego de santa libertad. Persuadido mi gobierno del 
brazo fuerte de estos distinguidos peruanos, los colocó a todos en el Ejército Libertador 
y en la marina chilena en el rango que les correspondía de oficiales y de mayor calidad 
que aceptaron como lo más ansiado de su amor a la libertad, y a D. José María Pagador 
le tocó la ardua empresa, a que él voluntariamente se ofreció de venir al Norte de Lima 
en unión de otros valientes oficiales como experto y animado de entusiasmo patrio, con 
la comisión de promover el sistema de libertad que progresaba rápidamente, y a cuyo 
efecto se encargó de varios cajones de mis proclamas y correspondencia que dirigía a 
los patriotas de la costa, del interior y del alto Perú. Se embarcó efectivamente en
Valparaíso en la goleta Terrible el 16 de julio de 1820; y aunque naufragó en el
desembarco en la costa de Huarmey el 8 de agosto siguiente, sin embargo de la muerte 
del capitán Zorilla, salvó la correspondencia de que venía encargado; y por informe que 
tuvo mi gobierno del Excelentísimo General San Martín, supe que D. José María
Pagador había llenado su comisión a pesar del naufragio, escasez de numerario,
enfermedades y mortales persecuciones del Virrey, admirablemente con grande aplauso 
de dicho General, a quien se reunió en la villa de Huacho en noviembre de 1820. El 
buen resultado de su comisión produjo al Ejército Libertador en el norte, abundancia de 
recursos para su buen éxito; finalmente, para que se cumpliese la oferta que le hice en 
mi carta 1º de junio de 1820, fechada en el Palacio de Santiago y que corre original bajo 
de mi propia firma a fojas 1º de este expediente, el Excelentísimo Sr. General San Martín 
lo premió confiriéndole el título de teniente comandante del resguardo del Callao, donde 
creo que permaneció hasta el alzamiento del traidor Moyano.
Esto es, lo que por ahora puedo informar según me acuerdo; pero si hubiera de recurrir 
a mis memorias de aquella época, que no están a la mano, no dudo que servicios más 
relevantes que los expresados, serían el lleno de su justicia. Permítame sin embargo V. 
E. decir por mi parte, que reconozco y considero en la persona del Sr. Pagador, uno de 
los peruanos fundadores de la libertad de su patria, y es todo lo que en justicia puedo y 
debo informar.  -Hacienda de Montalván 20 de enero de 1.840.  -Bernardo O'Higgins.


D. Pedro Zorrilla
Fue desterrado a Chile en 1809 por haber intentado con otros patriotas una
conspiración; y habiendo tomado partido con los independientes de aquella república y 
elevándose a la clase de capitán, fue enviado de emisario al Perú.
Desgraciadamente se ahogó en las costas de Huarmey, en un naufragio que padeció la 
goleta que lo conducía.


D. Gavino Uribe
En el naufragio padecido en la costa de Huarmey por los emisarios que en 1820 condujo 
de Chile la goleta Terrible, amparó a Pagador y otros a pesar de la pena de muerte que 
se había promulgado contra los que les diesen asilo. Merced a sus esfuerzos, se repartió 
la importante correspondencia que anunciaba la próxima llegada del Ejército Libertador.
Después, habiéndose sublevado los prisioneros españoles de la división Orrelly, que 
estaban en depósito en Huarmey, fueron todos tomados por Uribe, servicio que fue de 
grande importancia; porque impidió la alarma de los pueblos del tránsito.


D. José Olaya
La heroicidad de este mártir de la patria, es tanto más digna de recomendarse, cuanto 
que era un pobre pescador chorrillano.
Por los años de  1820 llevaba correspondencia de los patriotas de Lima a la escuadra 
Libertadora. Entusiasmado cada día más y más continuó prestando esta clase de
servicios hasta 1823, que ocuparon Lima los españoles y puestos de nuevo en contacto 
los patriotas con el General Sucre, que se hallaba en el castillo de la Independencia, 
fiaban a Olaya sus comunicaciones.
Una tarde al recoger las contestaciones de las que había traído del Callao, fue
sorprendido y se tragó las cartas.
Conducido a un cuartel expiró entre crueles tormentos, sin que le pudiesen arrancar la 
más leve confesión.
Sobre este hecho ha escrito el joven poeta. D. Manuel Nicolás Corpancho una
composición dramática titulada El Barquero y el Virrey.


Doña Andrea Bellido
Nació en la ciudad de Ayacucho, antes Huamanga. En 1822 fue fusilada por los 
españoles, por su constancia en no revelarles el nombre del autor y autores de una carta 
firmada por ella, en la que se daban noticias importantes para que se salvara una fuerza 
patriota que iba a ser sorprendida en Quiccamachai, seis leguas distante de Ayacucho.
Después de la acción de la Macacona se hallaba N. Quirós en dicho Quiccamachai y por 
consecuencia de esta derrota, quedó cortado con toda su fuerza que no bajaba de 600 
hombres, aumento que le habían dado  los patriotas de Huamanga. Atacada esta fuerza 
por los españoles, tuvo que abandonar su posición y entre los despojos que les tomaron 
en la retirada, quedó una chamarra del esposo de la Bellido y se sacó de ella la carta 
acusadora.
Al tomar declaración a  la Bellido sobre la carta, hallaron que no hablaba el idioma
castellano ni menos podría escribirlo. Con este motivo creció el empeño de conocer al 
que había dado un aviso tan interesante y del que se había hecho un misterio en la 
ciudad, estando el secreto reducido a pocas personas.
La Bellido se negó constantemente a hacer la revelación, y prefirió la muerte a descubrir 
al que había vendido la confianza de los españoles. Aun en el momento mismo de
ejecutarla, se la requirió ofreciéndola salvarla la existencia, pero ella insistió en su 
negativa y recibió la muerte con una firmeza inimitable, llevando su secreto a la tumba.
Murió a la edad de 61 años.
¡Gloria a la heroína!


Falucho
Revolucionados por el sargento Moyano en las fortalezas del Callao las fuerzas 
patriotas, un soldado a quien sus compañeros llamaban Falucho, cuando se le obligó a 
presentar las armas al pabellón español, exclamó:
-No puedo hacer honores a la bandera contra la cual he peleado... Malo es ser
revolucionario; pero peor es ser traidor.
Y tomando su fusil por el cañón lo rompió contra el asta de la bandera.
Tan heroica acción de fidelidad fue premiada con la muerte.


Los capitanes Millán y Prudán
Tomada posesión de las fortalezas del Callao por las tropas realistas, todos los jefes y 
oficiales prisioneros fueron depositados en Casas Matas y de allí conducidos a pie por la 
Sierra con dirección a Chucuito. 
A los cinco días de marcha fugaron dos de los presos. El General Monet ordenó 
entonces que se sorteasen dos de los 70 que quedaban y salieron los nombres de los 
capitanes.
D. Domingo Millán, quien al oír su nombre contestó: ¡Servidor a la Patria! y D. Manuel 
Prudán, que dijo: ¡Presente!
Pocos minutos después Millán, vestido de parada pronunciaba un entusiasta discurso 
que concluía con estas enérgicas palabras. ¡Al pecho, soldados! ¡Al pecho! Viva Buenos 
Aires! Viva el Perú!
Luego obligóse a los prisioneros a pasar por delante de los cadáveres de los héroes, 
mártires de la causa Americana.
Era el 21 de marzo de 1824.


http://www.comunidadandina.org/bda/docs/PE-OC-0004.pdf


















No hay comentarios: