De Tarapaqueño a Chalaco
Yo Nací en la Provincia de Tarapacá el 10 de marzo de 1913, actualmente tengo 90 años, esta historia es de la vida real.
Mi padre participó en aquella guerra, donde combatió al lado de los soldados peruanos. Mi padre se salvó de la muerte producto de su “viveza”. En los momentos que los chilenos ya habían matado muchos peruanos, tomando el control de todo el lugar, mi padre se hizo el muerto; venían los soldados chilenos con sus escopetas que tenían como unas cuchillas en las puntas para clavar a todo aquel que estaba tirado en el suelo y darles el tiro de gracia para morir desangrados y confirmar así su muerte.
Mi padre en su desesperación por vivir, se colocó un robusto soldado que ya estaba muerto, encima de él, para que no lo puedan matar; producto de esa “criollada” mi padre casi gateando pudo escapar de una muerte fija.
Después de todos estos sucesos, el Cónsul chileno juntó a todos los Tarapaqueños en su residencia, y les explicó que el lugar donde habían nacido ya no pertenecía a territorio peruano, que por la guerra, habían ganado Tarapacá y por consiguiente, era territorio chileno. Luego les hizo dos propuestas, la primera consistía en renunciar a la nacionalidad peruana y asumir la chilena, quedarse en Chile para empezar nueva vida, con un trabajo estable y educación para los niños; y la otra opción era de seguir siendo peruanos e irse a otro lugar (suelo peruano), lo que mi padre decidió fue seguir peruano a muerte; ni por un segundo pasó por su cabeza renunciar a su verdadera nacionalidad, es así que el Gobierno Peruano, nos ofrece los terrenos agrícolas que quedaban aquí en el Callao, Circundado por las avenidas Colonial, Faucett, Insurgentes y Argentina (en ese tiempo no existían las avenidas, esto era chacra); pero cómo es el destino y la injusticia; cuando nos trasladaban a esta parte del Callao nos vinimos en caravana con el estandarte nacional, la bandera por delante, orgullosos de nuestra patria, de lo que hicimos por el Perú, pero lo que nadie se imaginaba era el recibimiento que nos darían nuestros compatriotas, arrojándonos agua sucia, orines, etc. porque decían; que éramos chilenos, no se podía creer esas actitudes, era como un mal sueño, pero como ya habíamos demostrado que amamos nuestras tierras, tomamos la decisión de no desmayar y afincarnos definitivamente a nuestra "nueva casa" que se fundó como Urbanización Tarapacá y pertenece al cercado del Callao, nuestro hogar que a la fecha amamos.
Alejandro Caballero Cayo
Yo Nací en la Provincia de Tarapacá el 10 de marzo de 1913, actualmente tengo 90 años, esta historia es de la vida real.
Mi padre participó en aquella guerra, donde combatió al lado de los soldados peruanos. Mi padre se salvó de la muerte producto de su “viveza”. En los momentos que los chilenos ya habían matado muchos peruanos, tomando el control de todo el lugar, mi padre se hizo el muerto; venían los soldados chilenos con sus escopetas que tenían como unas cuchillas en las puntas para clavar a todo aquel que estaba tirado en el suelo y darles el tiro de gracia para morir desangrados y confirmar así su muerte.
Mi padre en su desesperación por vivir, se colocó un robusto soldado que ya estaba muerto, encima de él, para que no lo puedan matar; producto de esa “criollada” mi padre casi gateando pudo escapar de una muerte fija.
Después de todos estos sucesos, el Cónsul chileno juntó a todos los Tarapaqueños en su residencia, y les explicó que el lugar donde habían nacido ya no pertenecía a territorio peruano, que por la guerra, habían ganado Tarapacá y por consiguiente, era territorio chileno. Luego les hizo dos propuestas, la primera consistía en renunciar a la nacionalidad peruana y asumir la chilena, quedarse en Chile para empezar nueva vida, con un trabajo estable y educación para los niños; y la otra opción era de seguir siendo peruanos e irse a otro lugar (suelo peruano), lo que mi padre decidió fue seguir peruano a muerte; ni por un segundo pasó por su cabeza renunciar a su verdadera nacionalidad, es así que el Gobierno Peruano, nos ofrece los terrenos agrícolas que quedaban aquí en el Callao, Circundado por las avenidas Colonial, Faucett, Insurgentes y Argentina (en ese tiempo no existían las avenidas, esto era chacra); pero cómo es el destino y la injusticia; cuando nos trasladaban a esta parte del Callao nos vinimos en caravana con el estandarte nacional, la bandera por delante, orgullosos de nuestra patria, de lo que hicimos por el Perú, pero lo que nadie se imaginaba era el recibimiento que nos darían nuestros compatriotas, arrojándonos agua sucia, orines, etc. porque decían; que éramos chilenos, no se podía creer esas actitudes, era como un mal sueño, pero como ya habíamos demostrado que amamos nuestras tierras, tomamos la decisión de no desmayar y afincarnos definitivamente a nuestra "nueva casa" que se fundó como Urbanización Tarapacá y pertenece al cercado del Callao, nuestro hogar que a la fecha amamos.
Alejandro Caballero Cayo
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