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SIRENA DE COBRE EN PUERTO DE ILO |
MERCEDES CABELLO, ESCRITORA ORIUNDA DE MOQUEGUA |
PASEO DE LOS GUARDIANES DE LA HISTORIA DE MOQUEGUA |
PLAZA DE ARMAS DE MOQUEGUA |
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MERCEDES CABELLO, ESCRITORA ORIUNDA DE MOQUEGUA |
PASEO DE LOS GUARDIANES DE LA HISTORIA DE MOQUEGUA |
PLAZA DE ARMAS DE MOQUEGUA |
De los varones
ilustres romanos
by Pseudo Aurelio
Víctor, Sexto; Muñoz Álvarez, Agustín
Publication date 1790
https://archive.org/details/AV022/page/3/mode/1up
Rómulus Romanórum Rex I.
Drocas, Rey de los Albanos, tuvo dos hijos, Amulio, y
Numitor, a los quales les dexó el Reyno, para que lo gobernasen por turnos de
un año. (1) Pero Amulio no le dió el mando a su hermano, y para privarlo de
sucesion, (2) hizo Sacerdotisa Maxíma de la Diosa Vesta a Rea Silvia su hija,
para que estuviese obligada a guardar virginidad perpetua: la qual, habiendo
sido forzada por el Dios Marte, dió a luz a Romulo, y a Remo. Amulio. la puso
en prision, y arrojó a los niños al rio Tiber, a los quales dezó el agua en
seco. Al llanto acudió una loba, y los alimentó dandoles de mamar. Despues un
pastor llamado Edustulo, habiendolos recogido, se los dio a su muger Aca Larencia,
para que los criase. Los quales despues, (3) habiendo dado muerte a Amulio,
restituyeron el Reyno a su abuelo Numitor.
(3) Siendo ya grandes.
Ellos, aunados los pastores, edificaron una ciudad, a la
qual Romulo, quedando vencedor por el agúero, por haber visto él doce buytres,
y Remo solamente seis, la llamó Roma. Y para fortalecerla primero con leyes que
con murallas , publicó una orden que ninguno saltase la balla: la qual saltó
Remo, haciendo burla, y se dice que fue muerto con un azadon por un Centurion
llamado Celer.
Romulo primer Rey de los Romanos.
ROMULO abrió asilo (1) para los que concurrian alli, y
habiendo juntado un grueso egercito, (2) viendo que faltaban mugeres con quien
casar, las pidió por sus Embajadores a las Ciudades vecinas. Las quales
habiendoselas negado, fingió las fiestas Consuales,(3) a las que como hubiese
concurrido multitud de uno y otro sexó, (4) haciendo señal a los suyos, echaron
mano a las doncellas.
(4) De hombres y mugeres.
De las quáles llevando: a una muy hermosa, con grande
admiracion de todos, (1) respondieron que se la llevaban a Talasio. (2) Las
quales bodas por haber salido con felicidad,(3) se estableció que en todas las
bodas se invocase el nombre de Talasio. Habiendo robado los Romanos las hijas
de sus vecinos, tomaron las armas contra ellos los Ceninenses, los primeros.
Contra los quales salió Romulo, y venció con una sola batalla al egercito de
ellos, y su Capitan Acron. Consagró los
despojos opimos (4) a Jupiter Feretrio en el Capitolio. Los Antemnates, los
Crustuminos, los Fidenates, los Veyentes, y dos Sabinos tomaron tambien las
armas contra los Romanos por causa de las robadas. Y acercandose a Roma,
habiendo encontrado a la doncella Tarpeya, que habia baxado a sacar agua para
los Sacrificios, Tito Tacto le dió la accion de escoger el premio que quisiese,
como llevase su egercito al Capitolio. Ella pidió lo que llevaban ellos en las
manos: Izquierdas y es a saber, los anillos y los brazaletes, los que
habiendoselos prometido engañosamente, llevó a los Sabinos al Alcazar, en donde
mandó Tacio.que la enterrasen con los escudos, (1) pues tambien habian: tenido
estos en las manos izquierdas. Romulo salió contra Tacio, que tenia tomado el
monte Tarpeyo, y trabó el combate en aquel sitio en que está, ahora el foro
Romano (2). Alli murió Hosto Hostilio, peleando: esforzadisimamente, con cuya
muerte desanimados los Romanos, comenzaron a huir.
(1) Que le echasen encima los escudos, dexandola enterrada
entre ellos.
(2) La Audiencia de Roma.
(3) Por haberse celebrado con felicidad,
(4) Despojos Opímos se llamaban los que quitaba el Capitan
al Capitan de los enemigos, habiendole dado muerte.
Entonces Romulo ofreció edificar un Templo a Jupiter
Estator, (3) y se detuvo el egercito o casualmente, o por milagro. Entonces las
robadas se pusieron en medio, (4) y rogando por una parte a sus padres, por
otra a sus maridos ajustaron la paz. Romulo hizo el tratado de paz, y recibió a
los Sabinos en la Ciudad, y llamó al pueblo Quirítes de Cures, Ciudad de los
Sabinos. Llamó Padres a cien Senadores por la piedad. Instituyó tres Centurias
de Caballeros, a las quales las llamó
Ramnenses de su nombre, Tacienses del nombre de Tito Tacto, y Lúceres
del nombre de Lucumon. Distribuyó la plebe en treinta Curias, y las llamó con
los nombres de las robadas. Estando haciendo la revista de su egercito junto a
la laguna de la Cabra, desapareció. Por lo qual habiendose originado sedicion
entre los Padres y el Pueblo, Julio Proculo, varon noble, vino a la junta, y
afirmó con juramento que habia visto a Romulo con una presencia magestuosa,
subiendo al Cielo; y que él mismo les mandaba que se abstubiesen de sediciones,
y se exercitasen en las armas: que de este modo llegarían a ser los Señores de
todas las naciones. Se dió credito a la autoridad de éste. Se edificó un Templo
a Romulo en el collado Quirinal, fue venerado por Dios, y llamado Quirino.
(3) Asi se llamó despues por haber detenido (como se creía)
en esta ocasion al egercito Romano.
(4) De los dos egercitos.
Marco Antonio VIII
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El 'Cave Canem' más famoso, en Pompeya. Foto: Eufrosine (<a |
Feliciana y Chispita
La historia va por este lado, doña Feliciana es
una adulta mayor ( 67 años ), no tiene pareja, separada, tiene hijos y vive
sola, eventualmente trabaja en actividad comercial y de servicios, lo que
satisface apenas las necesidades diarias.
Desde hace varios meses, se ha mudado y ahora reside en localidad,
distante de la anterior, que convivìa
casi con la playa de uno de los lugares màs tranquilos del sur peruano, bañada por el pacìfico mar de su
ocèano; su piel oscurecida por ese contacto ambiental; hoy la ventisca y sus
arenas, se la van aclarando. Su locación, ha llegado, hasta las alturas,
contrariamente al llano de su past morada,
lo que para ella, es un gran cambio, que lo ha aceptado, de repente, porque
quiso un poco, perder el contacto con el
ocèano que durante años fue su compañero, que nunca se detiene, tampoco se
envejece y bañándose, deja sus espumas, como el habitual uso de los jabones y
shampùs. Me voy desgastando dijo Feliciana, me paso el tiempo mirando las
tranquilas aguas, en antaño, hoy, los arenales del cerro que me alberga, la
rutina de siempre, poco que ver y nada de què disfrutar, acota la doña. Esto
genera la costumbre, que te lleva al desgaste de la vida, y que es el paso,
próximo o no tanto para la existencia no física.
Hora del cambio dijo y se marchò, llevando
consigo enseres y todos los cachivaches posibles al nuevo lar. Instalada
después de arduo trabajo, teniendo en cuenta que iba del llano hacia las
alturas, màs arriba de las faldas del cerro ( parte inferior de una montaña o
colina). Resquebrajada su salud, casi
mínimo contacto con la familia, màs cerca de los vecinos, donde la nueva era
ella, en el lugar, màs no en la vida, ni en su mundo actual.
Carga con dos perritos, sus inseparables
compañeros, juguetones y enanos o de raza pequeña.
Feliciana se pone enferma, se dirige a la posta
mèdica màs cercana, le dan algunas medicinas, genéricas, paliativos que a la
larga complican màs al cuerpo que lo beneficien, soluciones de momento. Le
recomiendan análisis y demás. El SIS ( Sistema Integral de Salud, en Perù ), se encargarà le dijeron. Conocido este SIS por
ineficiente, falto de recursos económicos, compras amañadas y todo lo que
conlleva este tema de la administración pública o del estado inepto. Bueno es
tema generalizado y que forma parte de la cultura chicha, que beneficia a las
conexiones de la logística y sus ramas en los interiores administrativos del
gran aparato que se llama Estado.
Sucede que el dìa menos pensado, Feliciana, de
un momento al otro, se va al piso, afirmado sobre la arena de su cerromorada, se
desvanece, le viene desmayo, vueltas de cabeza, debilidad de piernas. Las
mascotas ladran pero no son escuchados al estar la morada a puertas cerradas.
Los vecinos en sus asuntos. Preocupante la situación, desesperados los
animalitos, uno de ellos es Chispita. Se muerde la cola, se golpea su cabeza,
no ve reacciones en su dueña, al borde de la locura Chispita. De repente se le
enciende la chispa y què hace este fiel can, levanta su patita, coloca su
tripita delante de rostro de Feliciana y la mea. Al sentir el tibio lìquido, la
ama, reacciona y a rastras, abre su puerta y solicita auxilio a los vecinos
quienes acuden y la trasladan a centro mèdico para la atención debida.
Chispita ha sido el héroe de la historia y por
ello le tiene gratitud Feliciana. Aunque dijo que iba a adoptarla y consolidar
su acta de nacimiento, para que pase de vida perruna a la otra.
Cuànto o tanto cariño puede dar un animal por
su ser querido, ya no es su amo. Son como uña y tierra, solamente les
diferencia el ADN.
En el
caso de Feliciana, se relaciona con su entorno, menos familiar, màs un
hìbrido, entre el humano y el animal, casi humano, con grandes cualidades, le
falta el habla, la postura, el orinar parado si es macho, el que presiente los
sucesos, el que tiene como decìamos, oìdos de tísico, tan sensible que cuando
pasa el vendedor ambulante, aquel triciclero, o motorizado ofreciendo sus
productos frutícolas: piñas, papayas, sandìas, paltas o el que distribuye sus
pescados, sean bonitos, caballas y fureles; o, los que compran de todo:
artículos en desuso: refrigeradoras, televisores, fierros, etc., con su
perifoneo incesante y molestoso ( que es su trabajo ), derrame su aulle como
que si lo estuvieran pateando y sean los últimos instantes de su perra vida.
La relación histórica entre los perros y los
seres humanos desde el paleolítico
El arqueólogo Emilio Campomanes explica en este
artículo de Historia cómo se formó la estrecha relación de los canes con el
hombre. Basándose en los hallazgos de su disciplina indican que los perretes, e
incluso sus antepasados, comparten nuestro día a día desde hace mucho más
tiempo del que se creía, en el paleolítico. La tumba de un perro más antigua
conocida tiene más de treinta mil años.
El perro procede de los lobos. Es obvio nada
más mirar a algunas de nuestras peludas mascotas. Y la duda es cómo un
depredador –el lobo– se fue a vivir junto a otro depredador –el hombre–, cuando
ambos son enemigos potenciales. El peligro es evidente.
Existen varias teorías sobre la domesticación
del perro. Que si se capturaron unos ejemplares que se 'amaestraron', que si
merodeaban por los campamentos humanos. A mí la teoría que más me gusta es que
domesticación se hizo a través de los niños. Es la menos seria... y sin duda la
más creíble.
La época de la vida en que somos más receptivos
a los cambios es la infancia, tanto en la especie humana como en la animal.
Compartirnos con los perros tres rasgos: la curiosidad, el atrevimiento y las
ganas de jugar. Un niño o un cachorro de lobo desconocen el peligro y pueden
jugar o mostrarse sociables, e incluso una especie puede adoptar cachorros de
la otra y criarlos.
Hay no pocas
historias sobre lobas que han criado niños y que se ha demostrado que tienen un
trasfondo real: El libro de la Selva, que conocemos por las películas de
dibujos animados, pero en origen es una novela de Rudyard Kipling contando
historias de su India natal. O bien los míticos Rómulo y Remo dos gemelos
amamantados por una loba a orillas del Tíber.Ambas especies durante el juego
aprenden y también adquieren vínculos que pueden durar a largo plazo. Los
lobos, como los humanos de la prehistoria, eran seres de manada.
La teoría es más o
menos es factible, aunque tiene sus partes débiles, como todas. Los lobos se
mueven mucho por el territorio, tienen periodos de celo y apareamiento, que
complican el proceso y la domesticación de un depredador no es tan sencilla, ni
mucho menos rápida.
¿Desde cuándo somos amigos?
En la actualidad hay
diferencias en los huesos de un perro y un lobo, que es lo único que un
arqueólogo encuentra. De ahí se deduce mucho más de lo que usted pueda
imaginar. De los hallazgos deducimos comportamientos, vínculos, cariño... ¿no
se lo creen? Cuando terminen de leer me cuentan.
La amistad del ser
humano con los lobos y después los perros es mucho más antigua de lo que se
creía. Antes se pensaba que los perros se domesticaron durante el Neolítico, es
decir, cuando domesticamos ovejas, cabras, vacas... y ya puestos, nos pusimos y
hasta domesticamos lobos.
Pero la Arqueología
nos dice que nuestra amistad es más antigua. Mucho más antigua. Procede del
paleolítico cuando se pintaban las cuevas prehistóricas como Altamira y
contamos los periodos de 10.000 en 10.000 años. Si nos remontamos muy atrás en
la prehistoria existe un momento en que no es sencillo distinguir el esqueleto
de un lobo salvaje y otro domesticado, por que los cambios en el animal se
produjeron tras varias generaciones.
Pero la Prehistoria es una auténtica caja de sorpresas.
En una cueva de Bélgica ha aparecido un ejemplar de 'protoperro' de hace 36.000
años, que no es el único. De hace unos 30.000 años hay otros ejemplares en
Siberia que parece ser un lugar donde se domesticaron y dieron una raza
autóctona asiática. Y más o menos de la misma época hay otro perrete aparecido
en una colina de Chequia. Alguien le enterró cerca de unas tumbas humanas, con
un hueso en la boca. Vamos, no me digan que no debía ser amigo de nuestros
antepasados prehistóricos.
La enorme antigüedad de estos hallazgos hace
que nuestra relación perruna no haya nacido ni siquiera con nuestra especie,
sino que se remonta a los Neandertales, que en las últimas décadas tampoco
paran de darnos sorpresas. Algunos de estos perros acompañaron a nuestros
ancestros Neandertales, aunque nosotros pensamos que nuestra amistad era
exclusiva de nuestra especie, los Sapiens Sapiens (los más antiguos los
estudiaron como Cromañones).
Estos perros, probablemente más parecidos a un
lobo que a un chucho doméstico, empezaron viviendo cerca de los campamentos
humanos y después vivirían con los grupos humanos. Se cruzarían entre ellos o
con otros lobos cuando el instinto apretaba, así que para la ciencia a veces es
difícil determinar la diferencia. Durante el paleolítico debieron acompañarnos
en la caza y hubo dos razas diferentes, de Europa occidental y otra asiática.
El largo viaje del perro
Hace unos diez mil años en Oriente Próximo la
gente que vivía allí empezó a hacer cambios y a cosechar cereales salvajes y
después a cultivarlos. Acabaron por ser agricultores y pasaron de la caza a
hacerse pastores hace 7.500 años y probablemente nuestros amigos perrunos
vivieron ese cambio que trasformaría la humanidad. Ha sido el cambio más
importante de ambas especies. Así que el perro encontró un nuevo empleo a
nuestro lado y empezó a especializarse en el cuidado del ganado.
Y merece la pena detenerse en esto. El cambio
en el comportamiento perruno fue que espectacular. De acompañarnos en la caza,
nuestro amigo evitó atacar al ganado y a vigilarlo. Gracias a generaciones de
selección de individuos buscando cambios en el comportamiento.
Los pastores fueron los que extendieron el
Neolítico por toda Europa. Esta actividad es muy propicia a la movilidad y a
desplazarse a lugares donde no había agricultores con los que entrar en
conflicto y así llegó a nuestra península ibérica, primero aparecieron los
pastores con sus perros y más tarde nos hicimos agricultores.
Pero aquí ya vivíamos con perros. Hace unos
años apareció en la prensa el hallazgo del enterramiento de un perro en Sado
(Portugal), de ocho mil años de antigüedad. Los que tienen una
mascota pueden entender el cariño para hacerles un homenaje en la eternidad.
Pero no es el único hallazgo perruno de la
prehistoria peninsular, aunque parece que la raza autóctona se sustituyó en el
Neolítico por razas caninas de Oriente.
Durante la prehistoria nos acompañaron los
perros. Los enterramos como a uno más de la familia, trabajamos juntos, les
alimentamos, nos alimentamos de ellos. Incluso participaron en nuestros ritos
religiosos.
Dicen los especialistas que el perro suele
aparecer muchas veces en las tumbas de los humanos, como un ser que nos ha de
guiar en el más allá, y que ha de encontrar el camino hasta el otro mundo. Los
íberos, por ejemplo, creían algo así y se hacían acompañar de sus fieles amigos
en el más allá.
Para terminar nuestra historia canina, solo
decir que los romanos trajeron más razas de perros, entre ellas chuchillos con
tallas pequeñas, animales de compañía, domésticos, de 25 a 30 centímetros de
altura. Aparecen en nuestras ciudades, por ejemplo, Lugo o Astorga.
Con toda seguridad mascotas de compañía y de
lujo en esa cultura de la opulencia.
Epicuro
Carta a Meneceo
Epicuro a Meneceo, salud.
No por ser joven se aplique uno a la
filosofía, ni, viejo, se canse por ello de filosofar. Nadie hay que no esté a
tiempo, o al que haya pasado su hora, para la salud del alma. El que dice que
no es tiempo aun o que pasó la ocasión del filosofar, éste es semejante a quien
dice o que no es todavía momento de ser feliz o que no hay momento para ello.
De forma que han de dedicarse a la filosofía tanto el joven como el viejo: el
uno para conservarse joven, a pesar de los años, en el recuerdo grato de los bienes
que han sido; el otro para que, siendo joven, viejo sea por su impavidez ante
el futuro. Conviene, por tanto, atender a lo que hace la felicidad, porque,
cuando somos felices, todo lo tenemos, y en cambio, cuando no, todo lo hacemos
por lograrla. Tú practica y medita los consejos que siempre te he dado,
considerando que son principios básicos del bien vivir. En especial, piensa que
la divinidad -según su general intelección sugiere-es un ente incorruptible y
feliz, y no le atribuyas nada incompatible con la incorruptibilidad ni impropio
de la felicidad: que todas tus opiniones sobre dios puedan salvaguardar, con su
incorruptibilidad, su felicidad. Los dioses, desde luego, existen, y es
posible, evidentemente, la intelección de su existencia; ahora bien: tal como
el común de la gente se los representa, no existen; si se les considera como
ellos hacen, salvaguardar su existencia no es posible. Es impío no el que
quiere acabar con los dioses del vulgo, sino el que atribuye a los dioses las
opiniones del vulgo. Porque las aseveraciones de los más sobre los dioses no
son ideas innatas, antes engañosas conjeturas; por eso es que los malos reciben
de los dioses los peores males y los buenos lo más que los sirve, porque los
dioses, como les es propio, viven siempre en el cultivo de las virtudes y
reciben a los que en esto son sus semejantes, mientras que consideran extraño
lo que no se asemeja a ellos. Por otra parte, ejercítate en la consideración de
que la muerte no es, para nosotros, nada, porque no hay bien ni mal que no
pueda sentirse, y la muerte es privación de sentido; de donde: la recta
consideración de la muerte como cosa que en nada nos concierne hace gozosa,
aunque sea mortal, nuestra vida, sin confiar en un tiempo sin límites sino
renunciando a todo deseo de inmortalidad. Pues nada hay, en la vida, terrible; para
quien tiene la certeza de que nada terrible conlleva la ausencia de la vida. Y
así, vano es el que dice que teme a la muerte porque cuando uno está muerto no
es dolorosa, pero sí lo es cuando uno la espera: aquello cuya presencia no
conturba, en vano aflige al que lo espera. La muerte no es para nosotros el más
temible de los males porque, cuando nosotros somos, la muerte no está, y,
cuando la muerte està, entonces nosotros ya no somos; no lo es ni para los
vivos, pues, ni para los muertos: para los unos justo porque, para ellos, no
es, y para los otros porque ellos ya no son. Pero la mayoría de los hombres ora
huyen de la muerte como del mayor mal, ora la buscan como descanso de los males
de la vida. El sabio, por su parte, no desdeña vivir pero tampoco teme no
vivir, porque ni tiene nada contra la vida ni cree que haya nada malo en no
vivir. Del modo como, al comer, no busca la abundancia, sino la exquisitez, así
quiere sacarle su fruto al tiempo, no abundante, sino exquisito. El que
aconseja al joven que lleve un buen vivir, y al viejo que se prepare para bien
morir, éste es imbécil, y no sólo por los goces de la vida; también porque es
lo mismo preocuparse por bien vivir y por bien morir. Pero todavía peor quien
dice que lo mejor es no haber nacido,
"y,
si se ha nacido, pasar cuanto antes las puertas del Hades";
peor, sí, porque, si está convencido de
lo que dice, ¿cómo no deja la vida?. Si de cierto es éste su pensamiento, bien
puede realizarlo. Y si lo dice por burla, habla en necio de un tema que no lo
consiente. Hay que recordar que el futuro no es nuestro ni del todo, no nuestro,
para así no abandonarnos completamente a la esperanza de que será ni tampoco
desesperar de que sea. Análogamente, hay que pensar que, de los deseos, unos
son naturales y otros vanos, y, de los naturales, unos necesarios y otros
simplemente naturales; de los necesarios, unos lo son con vistas a la
felicidad, otros para una ininterrumpida tranquilidad corporal y otros para la
vida misma. Un exacto conocimiento de unos y otros sabe referir su aceptación o
rechazo a la salud del cuerpo y a la imperturbabilidad del alma, ya que son el
fin de una vida dichosa y es por ello que todo lo hacemos, para no sufrir dolor
ni turbación. Cuando por fin lo conseguimos toda la tempestad que antes la
dominaba, se disuelve en el alma, y el hombre no ha de preocuparse por nada que
le falte ni ha de buscar más nada con que llenar de bienes alma y cuerpo;
porque sentimos necesidad de placer, entonces, cuando la ausencia del placer
nos duele, pero, cuando no nos duele, no necesitamos placer, ya, y es por ello
que decimos que el placer es principio y fin de una vida dichosa, pues
entendemos que es el bien más principal y connatural al hombre, del cual
partimos para aceptar o rechazar y al cual llegamos discerniendo todo bien con
base al sufrimiento como límite. Y pues esto es el más principal bien y
connatural, por ello es que no aceptamos cualquier tipo de placer, sino que
muchos hay que rechazamos, cuando sus secuelas pueden sernos muy enojosas; y
muchos tipos hay de dolor que creemos preferibles al placer, cuando acompaña a
estos dolores, tras largo tiempo de soportarlos, un mayor placer. Cierto que
todo placer es, por naturaleza, un bien en sí mismo, y, sin embargo, no todo
placer ha de tomarse; de modo similar, todo dolor es un mal, pero no siempre
han de evitarse todos. Es conveniente pensar en todo esto calculando y
sopesando la utilidad o la inconveniencia que de ellos puede seguirse, porque
hay veces en que un bien se nos hace un mal, al disfrutarlo, y, a la inversa,
veces en que un mal se nos hace un bien. También la autosuficiencia creemos que
es un gran bien: no porque tengamos que vivir siempre con poco, antes para que
sepamos, si no tenemos mucho, conformarnos con poco; y ello por nuestra
profunda convicción de que gozan más placenteramente de la abundancia quienes
menos la necesitan, y de que lo necesario por naturaleza es fácil de lograr,
pero lo superfluo es difícil. Los alimentos frugales pueden comportar disgusto,
pero igual que una comida bien surtida, una vez superado el dolor que produce
necesitar algo; y el pan y el agua proporcionan el màs alto placer, cuando uno
tiene real necesidad de ellos. Acostumbrarse a comidas sencillas, no bien
surtidas, asegura la salud y hace que el hombre soporte sin amargura las
necesidades vitales, y, si a intervalos nos acercamos a la abundancia, nos hace
mejor dispuestos a afrontarla y nos prepara para no temer al azar. Cuando
decimos del placer que es fin no nos referimos a la vida placentera de los
disolutos, o al placer del puro goce -como piensan algunos que no conocen o que
no concuerdan o que mal interpretan nuestra doctrina-, sino a la ausencia de
sufrimiento corporal y de turbación anímica. Porque la base de una vida feliz
no está en beber y andar de parranda, ni en gozar de muchachos ni de mujeres,
ni en los pescados ni en otros manjares que ofrece una mesa bien provista, sino
en el cálculo juicioso que investigue las causas de cualquier aceptación o
rechazo y aparte las opiniones por cuya causa domina, las más de las veces, la
turbación en el alma. El principio de todo esto, y el mayor bien, es la
prudencia, y por ello la prudencia es más apreciable incluso que la filosofía;
de ella nacen las demás virtudes, todas, pues que enseña que no hay vida feliz
donde falten buen juicio, belleza y justicia, y que no hay buen juicio ni
belleza ni justicia donde falte el placer. Porque las virtudes y una vida feliz
son connaturales y no hay fronteras que separen a las unas de lo otro. Puesto
que, si uno tiene opiniones reverentes sobre los dioses y no siente en lo
absoluto miedo ante la muerte y es capaz de razonar el fin natural de las cosas
y de considerar que la cima de los bienes puede lograrse y es fácil de
conseguir, y la de los males por poco tiempo dura y poco esfuerzo cuesta; y si
se ríe del destino, que algunos consideran señor despótico de todas las cosas,
y dice que cosas hay que suceden por necesidad, pero otras por suerte y otras
dependen de nosotros, porque la necesidad es irresponsable y el azar no hay
quien lo vea quieto y nuestra voluntad no admite dueño -razón por la cual puede
criticarse y también ser, al contrario, alabada-; si es así, ¿quién crees que
hay mejor que éste? Porque más valía estar de acuerdo con la historia mítica de
los dioses que esclavizarse al destino de los que todo lo centran en la
naturaleza; el que cree en mitos sugiere la esperanza de que los dioses se
aplacan si se les rinden honores; el destino, en cambio, responde a la
necesidad, que no hay forma de aplacar. Diversamente a lo que cree la mayoría,
nuestro hombre estima que el azar no es un dios -pues nada desordenada hace la
divinidad-y que las causas de las cosas no radican en algo incierto -pues no
cree que del destino se deriven para los hombres bien y mal, determinantes de
una vida feliz, aunque sí que los principios de los bienes y de los males
importantes provienen de él. Nuestro hombre juzga, en fin, que mejor es tener
un recto juicio y mala fortuna que ser afortunada y carecer de tino -pues lo
que en definitiva vale, en nuestras acciones, es que el destino premia el buen
juicio. Estos razonamientos y los que de ellos se derivan, medítalos día y
noche, contigo mismo y con un amigo con quien congenies, y nunca, ni despierto
ni en sueños, conocerás turbación, antes vivirás como un dios entre hombres;
porque en nada se asemeja a un mortal un hombre que viva su vida entre bienes
inmortales.
Traducción de C. Miralles