La Urbanizaciòn Tarapacà y el territorio perdido en la Guerra del Pacìfico
"Tarapaqueño" es el
gentilicio de Tarapacá
Perú perdió la provincia de
Tarapacá en la Guerra del Pacifico (1879-1884) como lo establece el Tratado de
Ancón. Durante años muchos tarapaqueños peruanos y sus organizaciones
cuestionaron este tratado, promoviendo incluso gestiones internacionales y
campañas nacionales. Allá en Tarapacá los peruanos nacidos en esta provincia y
que decidieron continuar siendo peruanos, aunque muchos ya constituían
matrimonios mixtos (peruanos, bolivianos, chilenos, italianos, ingleses, etc.),
fueron hostigados por grupos nacionalistas radicales chilenos (las ligas
patrióticas) y por una política de estado dirigido a “chilenizar” esos
territorios, viéndose obligados a repatriarse al Perú en calidad de
“irredentos”. Las oleadas migratorias de «tarapaqueños peruanos» hacia el
Callao y Lima ocurrieron entre 1907-1909, 1911-1912, pero sobre todo entre 1918
y 1920.
http://centrohijosdetarapaca.blogspot.com/2010/04/tarapaca-region-en-conflicto-1911-1929.html
Tarapaqueño" es el gentilicio
de Tarapacá, y Tarapacá es una provincia del norte de Chile que antes de 1879
perteneció al Perú. Los grandes intereses económicos en torno a los yacimientos
de salitre de Tarapacá fueron la causa principal de la Guerra del Pacífico.
Cuando en 1883 se firmó el tratado de paz, el Perú, que había perdido la
guerra, se vio forzado a ceder Tarapacá a Chile.
Al confundirse la cuestión social
con la cuestión nacional en Tarapacá, el nacionalismo y el símbolo patrio
(González; 1995) encontraron un lugar más propicio para asentarse en la
sociedad civil Tarapaqueña. Entre los primeros efectos observados fueron la
desaparición de las mancomunales (1910), que fue el principal movimiento obrero
internacionalista de la época y la expulsión por las Ligas Patrióticas (1911)
de los primeros tarapaqueños de origen peruano. La violencia producto de la
rápida chilenización en este período llevó al gobierno del Perú a romper
relaciones diplomáticas con Chile en marzo de 1911, cuyo motivo específico fue
la expulsión de los curas peruanos de Arica y Tacna. Expulsión de la que no es
ajeno el Vicariato Castrense chileno con sede en Arica y Tacna y creado en
1904.
Variados acontecimientos marcaron
la violencia hacia 1911 y años posteriores. Ese año desapareció el periódico “La
Voz del Perú” y la Escuela para niños peruanos en Iquique. También se
clausuraron las primeras escuelas particulares en los valles interiores y se
atacaron a los Clubes sociales y comercio peruanos en Iquique y Pisagua.
Se fundó la Sociedad “La Mano Negra”
el 3 1 de mayo de 1911. Y comenzó la aparición de periódicos patrióticos que
hostigaron a la población de origen peruano, con el propósito de obligarlos a
marcharse de la provincia. Periódicos como: El Corvo, El Ajicito, La Liga
Patriótica, El Chileno, El Roto Chileno, El Eco Patrio, El Lucas Gómez.
Esto llevó a una resistencia
activa por parte de la población de origen peruano, especialmente aquella que
se podría definir de ilustrada: curas, empresarios y maestros. Pocos son los
casos de obreros acusados de nacionalistas o de instigadores, pero no por ello
estuvieron al margen de la persecución, especialmente en los años de crisis
económica salitrera cuando fueron el principal blanco de la repatriación. Un
grupo organizado de tarapaqueños en Lima, liderado por Ezequiel Ossio, llegaron
a presentar un Memorial al presidente de los Estados Unidos, país mediador en
el conflicto diplomático entre Perú y Chile por las provincias en litigio. Los
tarapaqueños que se resistieron en sus pueblos, valles o campamentos a la
xenofobia de grupos nacionalistas chilenos lo hicieron más bien por defensa de
una identidad local o regional que nacional; lucharon más por ser tarapaqueños
que peruanos. En ese regionalismo, los tarapaqueños refugiados en el Perú,
especialmente en el Callao donde llegó el grueso de los expulsados, ha seguido
identificándoles hasta nuestros días.
EL REGIONALISMO DE LOS REFUGIADOS
DEL CALLAO-PERÚ
Tarapacá fue denominada
insistentemente “provincia cautiva” por los discursos del Presidente Leguía y
otros políticos peruanos de la época. En los principales libros de
investigadores peruanos sobre el conflicto chileno-peruano, a Tarapacá se le
conoce por ese nombre. El libro de registro civil de Lima donde se inscribieron
los refugiados sin documentación en regla, se le conoce como de “las cautivas
de Tarapacá”. Sin embargo, previo al acuerdo del 1929, ese término desaparece
de los discursos oficiales, y Tarapacá quedó notoriamente fuera de toda
reivindicación peruana, centrándose el interés sólo por Arica-Tacna,
reconociendo de ese modo los términos del Tratado de Ancón que en su artículo 2
dejaba bajo soberanía chilena a perpetuidad, la provincia de Tarapacá.
El más duradero de los
cautiverios ha estado en la mente de los propios tarapaqueños refugiados que, a
pesar de los años, no olvidan su identidad forjada en el siglo pasado y
comienzos de éste en la pampa del Tamarugal y en la costa salina de Tarapacá.
Como el regionalismo es un sentimiento, la idea, la imagen de Tarapacá, se
transformó en una obsesión, en una fe, la “patria chica” como ellos le llamaban
y le llaman aún se endiosa y se transforma en un motivo cotidiano de vivir.
Lima, y específicamente el
Callao, fue el destino escogido por los refugiados de Tarapacá, pero también
otros lugares del Perú como Mollendo, Arequipa, Pasco, Leticia ( hoy comunidad de Tarapacà es colombiana, fundada por peruanos a quienes el gobierno envìa para colonizar el oriente peruano ), y muchas otras zonas del Perù, al tratarse de una salida masiva e involuntaria que sufrieron los tarapaqueños del sur. Aquellos se hallaron ubicados
en cines, manicomios, escuelas, verdaderos albergues provisorios que se
tornaron permanentes por la falta de empleo, generando una nueva frustración en
los refugiados. Enfrentados a este problema y al convencimiento que Tarapacá no
sería devuelto al Perú, el gobierno de A. Leguía decretó la Ley N° 5443 del 13
de marzo de 1926, que concedió terrenos de ( hasta ),300 metros cuadrados a las familias
de tarapaqueños pobres. Una vez realizado el empadronamiento de aproximadamente
418 lotes, se adquirió el 18 de julio de 1929 (aprovechando tal vez los
recursos provenientes del propio tratado con Chile), el fundo “La Chalaca”
ubicado en el Callao. Recién en 1948 se autorizó a los tarapaqueños a ocupar
sus lotes De éstos emergió la
Urbanización Tarapacá. La cantidad de repatriados que llegaron a Lima-Callao
varía según la fuente: según el diario La Voz del Sur fueron 13.000 (31 de
marzo de 1921) y El Tarapaqueño del Callao anuncia 40.000 (21 de octubre de
1971).
En la urbanización “Tarapacá”,
están todavía los refugiados, a más de setenta años de las últimas expulsiones
haciendo reuniones, conmemorando fechas, realizando bailes a beneficio como en
las viejas mutuales, y recordando una tierra que ni siquiera algunos conocen.
Sin embargo, el “ser tarapaqueño” los hace distintos en el Callao, diferentes
en Lima, doblemente peruanos en el Perú y un poco chilenos en la intimidad
familiar.
Allí están las calles con sus
nombres tarapaqueños, Iquique, Canchones, Huara, etc., un espacio virtual de la
provincia que sus abuelos, sus padres o ellos mismos, cuando niños, abandonaron
un día, pero que nunca la dejaron del todo.
Como las razones de la
expulsión-partida fue una mezcla de razones patrióticas y motivos económicos,
posiblemente ello mismo exacerbó el sentimiento asociado al regionalismo y
avivó la llama de la identidad tarapaqueña, resistiéndose y complementándose a
otras identidades a nivel meso como la de ser “chalaco” (Callao) o Limeño.
Quizás podríamos decir -como Benedict Anderson se refirió a las comunidades que
originaron el nacionalismo- (Anderson; 1993) que los tarapaqueños del Callao
“imaginaron” y continúan imaginándose una región que ya no existe en el
territorio que abandonaron un día, pero en cambio han construido una comunidad
que es real, posee identidad, organización, son todavía un movimiento social
que se diferencia de todas las demás comunidades que conforman la sociedad
peruana contemporánea. En otras palabras, los tarapaqueños del Callao son una
comunidad real, con un sentimiento regionalista de gran profundidad histórica,
construido en base a una región imaginada. Recorrer las calles de la
urbanización Tarapacá es recordar; cada calle tiene el nombre de un pueblo, de
un valle, de un toponimio tarapaqueño. La mayoría de los vecinos tienen raíces
y tienen dolores que vienen de Tarapacá, pues dejaron familiares, dejaron
pertenencias, dejaron vivencias, dejaron lo que no querían dejar, sus hogares,
sus amigos. Ya por la cruz de alquitrán, pintadas en las puertas por las Ligas
Patrióticas, ya por sus propios temores o por la crisis, y aprovechando las
facilidades de transporte (vapores) entregados por el consulado peruano en
Iquique y Pisagua, miles iniciaron una marcha que para la mayoría fue sin
retorno.
Con ello se fue una imagen de
región: el Tarapacá del ciclo salitrero, pero si entendemos a la región como un
espacio socialmente construido (Boisier; 1989 y 1990) y al regionalismo como un
sentimiento, Tarapacá ha sido en su acontecer histórico producto de diversos
constructos culturales y tenido distintos sentimientos asociados a ellos. El
Tarapacá de nuestros días no es igual a aquel de los tiempos de la Conquista y
Colonia cuando pertenecía a Arequipa, tampoco al Tarapacá peruano que formaba
parte del Departamento de Moquegua, incluso ya poco queda del Tarapacá
salitrero que se hermanaba con Antofagasta y Taltal.
La región así entendida, como un
artefacto histórico y cultural, tiene un espacio funcional que es simétrico con
el espacio de pertenencia territorial del sujeto, aquel espacio que define su
identidad a nivel meso como: tarapaqueño, nortino, etc. Por tanto, la región
más que un territorio es una percepción, una identidad.
Dicha percepción, dicha
identidad, puede viajar con el sujeto a cualquier territorio porque está
internalizada en su personalidad. Esa identidad llevó a los tarapaqueños a
fundar en pleno centro de Santiago el famoso “Centro Hijos de Tarapacá”, como
los tarapaqueños del Callao fundaron “La Sociedad Patriótica Tarapaqueña”.
Interesante es observar como en
el caso de la identidad Tarapaqueña, tanto aquellos habitantes de origen
peruano como de origen chileno, enfrentaron su identidad conflictivamente con
la identidad nacional, por ejemplo, para los limeños el habla y las costumbres
de los tarapaqueños del Callao eran “muy chilenas” ; de igual modo, los
tarapaqueños chilenos más de alguna vez han sido motejados de “cholos” por los
santiaguinos.
Tarapacá entre 1830-1910 se
distinguió por ser una región contenedora de migraciones venidas de los tres
países vecinos y de todas las latitudes del mundo, pero también se caracterizó
por una gran tolerancia étnica y de distintas nacionalidades, como por la
existencia de organizaciones obreras y patronales internacionalistas, y la
existencia de clubes sociales, escuelas e incluso curas peruanos y de otras
nacionalidades. Tarapacá fue una región pluriétnica y plurinacional, rasgo que
definió el carácter y personalidad del tarapaqueño de ese período. La Liga
Patriótica (González y otros; 1994) y el clima nacionalista generado en la
provincia, enfrentado a un siempre amenazador plebiscito por Arica-Tacna y por
el siempre aludido “cautiverio” de Tarapacá, generó una ruptura definitiva en
la percepción de la región.Esa ruptura provocada en 1911 por la acción del
Estado chileno (a través de sus aparatos ideológicos, como la administración
pública y la escuela fiscal) y la acción de la sociedad civil (a través de
ciertos grupos organizados, como las Ligas Patrióticas), se prolongó hasta
1929, cuando un acuerdo entre ambos países dio por resultado un Tratado que,
además de poner punto final al conflicto internacional entre ambos, terminó con
el conflicto interno en Tacna, Arica y Tarapacá. En 1929 Tarapacá ya no era la
misma provincia de 1911, se había transformado en una región chilena
homogeneizada y asimilada a la identidad nacional, su multiculturalidad quedó
oculta en ciertas identidades locales, esparcidas en la región y fuera de ella,
una es la de los tarapaqueños del Callao en Perú.
Publicado por Tarapacà en 4:24
REGISTRO DE LAS PERSONAS NACIDAS Y RESIDENTES EN EL TERRITORIO DE TARAPACÁ QUE, CONFORME AL ARTÍCULO 14 DE LA LEY CHILENA DE 1884, HAN OPTADO ANTE LA ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE IQUIQUE POR LA NACIONALIDAD PERUANA.
TOTAL DE PERSONAS REGISTRADAS : 10,822
APELLIDOS COPIADOS DEL ACTA ORIGINAL :
TOTAL DE PERSONAS REGISTRADAS : 10,822
APELLIDOS COPIADOS DEL ACTA ORIGINAL :
Marquezado, Argote, Lozada, Sosa, Zavala, Choque, Chocano, Beas, Lira, Barreda, Almendares, Chambe, Paniagua, Hidalgo, Luza, Copaira, Zabarburú, Opasos, Albarracín, Almonte, Aranibar, Ossio, Vernal, Cegarra, Ramírez, Lema, Vicentelo, Medina, Ugarte, Saavedra, Riveros, Lava, Loayza, Caruncho, Palape, Capetillo, Agostinelli, Vera, Chávez, Perez, Olcay, Peñalva, Valladares, Gamarra, Bueno, Angulo, Lavalle, Caquello, Chambe, Obligado, Luna, Astigueta, Dávalos, Cabezas, Chacama, Granadino, Quiroga, Cayo, Cáceres, Garcés, Bejarano, Estevan, Fancare, Ríos, Challapa, Solari, Salazar, Parodi, Albornoz, Callasaya, Paucay, Lupanta, Guacucano, Sucso, Chacama, Donaire, Mollo, Lucay, Huarcaya, Lecaros, Olcay, Alache.
El Secretario de la Ilustre Municipalidad de Iquique, Gregorio Luis Olmos de Aguilera certifica "que los diez mil ochocientos veintidós (10,822) nombres inscritos en el presente registro son los de los ciudadanos peruanos que han manifestado su voluntad de permanecer como tales, en virtud de la Ley de 31 de octubre de 1884, y cuyas presentaciones originales existen en el archivo de la Secretaría de mi cargo. Iquique, abril 21 de 1886". A su vez el Intendente de Tarapacá, el 15 de mayo de 1886, certifica que la firma le pertenece al mencionado Secretario.
REGISTRO DE LAS PERSONAS NACIDAS Y RESIDENTES EN EL TERRITORIO DE PISAGUA QUE OPTAN POR LA NACIONALIDAD PERUANA.
TOTAL DE PERSONAS REGISTRADAS: 357
APELLIDOS COPIADOS DEL ACTA ORIGINAL:
REGISTRO DE LAS PERSONAS NACIDAS Y RESIDENTES EN EL TERRITORIO DE PISAGUA QUE OPTAN POR LA NACIONALIDAD PERUANA.
TOTAL DE PERSONAS REGISTRADAS: 357
APELLIDOS COPIADOS DEL ACTA ORIGINAL:
Loayza, Cautin, Laime, Quenaya, Quispe, Zurita, Paniagua, Vernal, Cayo, Miñano, Molina, Esquivel, Pascal, Aranibar, Olazábal, Biza, Chayopa, Bustos, Pomareda, Gonzáles, Quiroga, Huacucano, Véliz, Ossega.
El acta la certifica el Secretario de la Municipalidad de Pisagua; el Gobernador Civil del Departamento de Pisagua, Alejandro Cañao Pinochet y el Intendente de la Provincia de Tarapacá.
REGISTRO DE LOS PERUANOS NACIDOS EN IQUIQUE QUE OPTAN POR LA NACIONALIDAD PERUANA.
TOTAL DE PERSONAS REGISTRADAS: 1,889
REGISTRO DE LOS PERUANOS NACIDOS EN IQUIQUE QUE OPTAN POR LA NACIONALIDAD PERUANA.
TOTAL DE PERSONAS REGISTRADAS: 1,889
APELLIDOS COPIADOS DEL ACTA ORIGINAL:
Cayo, Palape, Quina, Paucare, Rivera, Alvarez, Lecaros, Callpa, Moscoso, Quispe, Yacase, Mamani, Choque, Chacama, Barreda, Chamaca, Huarcaya, Cevallos, Huamán, Caucoto, Barbosa, Luza, Ríos, Olcay, Chambe, García, Vicentelo, Argandoña, Antezana, Granadino, Loayza, Bringas, Callasalla, Aranibar, Asturrizaga, Guacucano, Lozano, Bermúdez, Salvatierra, Cautin, Coléele, Capetillo, Machaca.
El Secretario de la Municipalidad de Iquique, M. Borgoño, certifica, el 31 de octubre de 1884, que las manifestaciones de los ciudadanos peruanos son auténticas.
El libro original, del que hemos extractado la información, es una joya invalorable. Prueba irrefutable del ancestral patriotismo de los peruanos que se crecen en la adversidad y que mueren, pero no cambian de bandera.
El libro original, del que hemos extractado la información, es una joya invalorable. Prueba irrefutable del ancestral patriotismo de los peruanos que se crecen en la adversidad y que mueren, pero no cambian de bandera.
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