Centro de Estudios Histórico Militares del Perú
Estudios de Historia Andina
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DIEGO CRISTOBAL THUPA AMARU PRIMO HERMANO DE JOSE GABRIEL THUPA AMARU |
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CARAVANA DE LA MUERTE
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Luego de la muerte de Diego Cristóbal, las autoridades virreinales decidieron la deportación masiva de todos los parientes por consanguinidad o afinidad de la familia Thupa Amaru, para que sea “borrado de la memoria de los naturales del Perú”.
El 19 de julio de 1783 tuvo lugar la inmolación de
Diego Cristóbal Thupa
Amaro en la plaza del Regocijo de la ciudad del Cusco,
donde después de
ser atenaciado vivo con tenazas grandes y candentes fue
ahorcado y su cuerpo
descuartizado, con los de su madre Marcela Castro y los
patriotas Simón y
Lorenzo Condori, para ser distribuidos macabramente en
los pueblos que admiraron
el valor de los Thupa Amaro en defensa de la libertad
del Perú. De esa
manera, con sevicia legal, legal las autoridades
españolas G. deAvilés y B. de la
Mata Linares. Pretendiendo inútilmente destruir el
cuerpo y la gloria de Diego
Cristóbal, le abrieron las puertas de la inmortalidad y
le dieron un lugar de honor
en el cenotafio de los héroes del Perú.
Diego Cristóbal, hijo de Marcos Thupa Amaro en Marcela
Castro, con sus
escasos veinte seis años de edad, desde los primeros
momentos del alzamiento
nacionalista por la independencia del Perú, tuvo
ejemplar y brillante actuación
en los frentes de batalla contra los españoles, por
cuyo prestigio de hombre
valiente y generoso, después de la cruel ejecución de
José Gabriel Thupa
Amaro, su primo hermano, le sucedió en la dirección de
la guerra, en la que dio
prueba de político e ideólogo, más aún de su habilidad
militar como estratega,
que en sucesivas acciones de desgaste destruyó el
poderoso al ejército virreinal
del mariscal José del Valle, hasta hacerlo huir de la
planicie de Puno, quedando
Diego Cristóbal por soberano de esta parte libertada
del Perú, donde empezó a
poner en práctica los principios de la ideología
waqchakuyaq de los incas para
construir un Estado Imperial, sin explotados ni
explotadores, sin hambre,
donde rigiera la justicia social del más prístino
modelo andino para reconstruir
el Perú paupérrimo por el modelo europeo, donde “cuatro picaros hacían sus
caudales con la sangre de los
pobres”.
Según los documentos españoles, Diego Cristóbal Thupa
Amaro, era de tez
blanca, “flaquillo,
narigón, boconcillo, muy serio, ojos chicos, de pocas palabras, de
mucha capacidad, que en poco
contesta lo mucho que le dicen; habla castellano…
escribe gallardamente y dicta
con desembarazo”.
En las negociaciones que se hicieron en el pueblo de
Lampa, Diego Cristóbal
mostró arrogancia obligando a los españoles a batir sus
banderas frente a las suyas. Por otros
testimonios se sabe que el joven guerrero, así como fue inflexible con los españoles que
habían perpetrado hechos feroces, fue magnánimo y generoso, porque con sentimiento
humanista y de justicia perdonó la vida de muchos de los enemigos.
En 1782, año critico para ambos contendientes, los
españoles solicitaron la
paz, con el subterfugio del “Bando del Perdón” y Diego Cristóbal aceptó la propuesta,
porque también requería de tiempo para rehacer su
diezmado ejército y
cultivar los campos para su nueva campaña, contrariando
la opinión de varios
de sus capitanes, que veían en esta oferta de paz un
ardid para traicionarlo y le
reclamaban continuar la guerra. Fue así como estas
negociaciones se concretaron
en un armisticio el 27 de enero de 1782 en el pueblo de
Sicuani.
Inmediatamente después, Diego Cristóbal como justo
homenaje, se propuso
honrara la memoria de su primo hermano José Gabriel
Thupa amaro y con este
propósito consiguió reunir los “huesos o cuartos de la cabeza,
brazos y piernas”del
héroe y en la iglesia de San Francisco del Cusco, le
mando celebrar las “honras
más suntuosas”de su tiempo,ante la inapelable indignación de los
funcionarios
españoles.
El historiador hispano, Eulogio Zudaire, al tratar del
gobierno del virrey
Jáuregui, con erudición y seguridad histórica, describe
la tramoya política que
cuidadosamente se urdió contra Diego Cristóbal, para
achacarle algún hecho
que justificara su prendimiento y muerte. Así ocurrió,
porque argumentando
que estaba comprometido con los sucesos de Marcapata,
en la redada de marzo
de 1783, lo prendieron en el pueblo de Sicuani con sus
familiares y muchos de
sus capitanes, iniciándosele un proceso más político
que legal para condenarlo
a muerte.
Según la sentencia expedida porAviles y de la Mata
Linares, Diego Cristóbal
fue condenado a morir ahorcado después de ser atenazado
vivo. El escribano
que ejecuto la sentencia dice: “Acercaron a dicho Diego
Cristóbal a aquella hoguera,
y tomando en las manos las
tenazas, bien calentadas, descubriéndole los pechos (y)
acometieron a la operación del
tenaceo, e inmediatamente lo subieron a la horca”.
Marcela Castro, su madre, también murió trágicamente.
Le cortaron la lengua.
estando viva y la ahorcaron. Igual muerte tuvieron los
patriotas Simón y
Lorenzo
.
El mismo escribano refiere que a las 4 de la tarde de
aquel trágico día descuartizaron
los infortunados cuerpos. La cabeza de Diego Cristóbal
fue llevada
al pueblo de Tungasuca, un brazo a Lauramarca y el otro
al pueblo de Carabaya,
una pierna a Paucartambo y la otra al de Calca y el
resto de un cuerpo fue puesto
en una picota para macabro escarmiento de los
patriotas, en el “camino de
la
Caja de Agua de la ciudad del
Cusco”.
La cabeza de madre fue colocada a su vez en
una picota del camino a San Sebastián, un brazo fue
enviado a Sicuani, otro al
puente de Urcos, una pierna a Pampamarca y la otra a
Ocongate y el resto de su
cuerpo “quemado en
una hoguera en la plaza” del Cusco y“arrojadas sus cenizas al
aire”.
.
Este fue, pues, el alto precio que el Perú tuvo que
pagar por su Libertad. De
esta sevicia legal, salvó la vida Manuela Tito Condori,
esposa del héroe, pero
para su mayor sufrimiento, fue desterrada perpetuamente
del Cusco y dos años
después, victima de la nostalgia y de la tortura moral
de los enemigos, murió en
el hospital de Bellavista del Callao, uno de los días
de marzo de 1785. Carecemos
de noticias sobre el destino que les cupo a los hijos
tiernos de Diego Cristóbal
Thupa Amaro.
Si bien con esas crueles represalias, terminaron las
aspiraciones incas para
constituir un Imperio Moderno, sus ideales libertarios
sobrevinieron como una
flamante antorcha, que habría
den calcinar el poder colonial de de España.