domingo, 22 de septiembre de 2013

El colombiano de "El Comercio"


…Esto hay que contarlo…





Circula en redacciones el rumor de que los propietarios del diario “El Comercio” habrían decidido nombrar como Director a un colombiano que dirige un periódico de negocios de Bogotá. ¿Por qué? Pues porque el centenar de accionistas de nuestro diario de referencia no se habrían puesto de acuerdo en el reemplazo de Francisco Miró Quesada Rada, el actual director y que, según acuerdo familiar, debe dejar el cargo por haber cumplido 65 años.
El rumor también afirma que la pugna ha sido la más dura de la historia de los Miró Quesada que controlan la gran empresa multimedia que, por lo demás, factura respetables dineros…
                                                                         

Jose Marìa Samper

Soledad Acosta


No es la primera vez que los dueños del diario se deciden por un colombiano para comandar el negocio porque ya lo hicieron los fundadores hace muchos años, antes de que los Mirò Quesada aparecieran en el horizonte.
Nuestro personaje se llamaba José María Samper y había nacido en Honda, Colombia, estudiando para abogado y, por supuesto, sumergiéndose en política. Cuando radicaba en Francia sin poder volver a su país, conoció al argentino Alejandro Villota que le habló con entusiasmo del diario que poseía en Lima junto con su socio chileno, Manuel Amunátegui.
Villota lo invitó a venir al Perú, Amunátegui aprobó la decisión y así, en diciembre de 1862, llegó a Lima el político y periodista colombiano de 34 años, junto con su esposa, Soledad Acosta que ya se perfilaba como importante intelectual.


Amunátegui y Villota lo nombraron Redactor Principal (Director en la práctica) y Director de la “Revista Americana” un proyecto que Samper ambicionaba para difundir sus ideas liberales y americanistas, muy adelantadas para la época.
Apenas llegado y con unos pocos artículos publicados, varios escritores conservadores limeños se lanzaron contra él, zahiriéndolo en exceso y haciéndole la vida imposible. No carecía de armas intelectuales por supuesto, y debatió con dureza con Evaristo Gómez Sanchez, por ejemplo.
Pero quien se lanzó sin piedad sobre Samper fue Manuel Atanasio Fuentes, el “Murciélago”, que por entonces editaba el diario “El Mercurio” (1862-1863). Lo insultaba a diario, lo acusó de haber publicado una biografía titulada “Un vampiro” lo cual Samper negó enérgicamente.
Edgardo Rivera Martínez al prologar la edición facsimilar de la “Revista Americana” escribió: “Fatigado por los ataques, la incomprensión y la estrechez del mundo limeño, Samper renunció formalmente el 23 de junio de 1863” (“Revista Americana . Una precursora publicación en el Perú de 1863. Biblioteca Nacional. Lima. 2008. P.17).
Samper llegó a ser importante político y diplomático de su país y reconocido como uno de los distinguidos intelectuales de su tiempo, autor de numerosas obras. Pero la historia de la cultura colombiana rescata más a su esposa, Soledad Acosta, poetisa, novelista y ensayista notable.
Fueron muy pocos meses los que el periodista colombiano se hizo cargo de “El Comercio” y apenas se notaron cambios en lo periodístico pero su “Revista Americana” removió al ambiente conservador limeño cuyos representantes no pudieron tolerarlo.

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