domingo, 1 de junio de 2014

Peruanos en Japòn, vivencias

En una ciudad de la Regiòn Kanto


Martes, feriado japonés.Aquí, por lo general, las empresas tienen el suyo propio, independiente del oficial. Se trabajó desde 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, una hora de sobretiempo, igual que ayer lunes. Todavía no quedan totalmente limpias de nieve las pistas chicas, las grandes si, porque tienen mayor trànsito. Las chicas vienen a ser las vìas locales.Ayer lunes, recibí a las nueve de la mañana, llamada de teléfono de parte de la señora Taka (contratista), me dejó mensaje sobre el amigo Josè, tambièn peruano. Luego devolvì la llamada, explicàndome  el problema que había tenido Josè al golpear involuntariamente a un motociclista japonès, repartidor de periódicos, como consecuencia al  patinar su auto y no funcionar correctamente los frenos, todo ello por la nieve que cayò. Fue llevado a la Comisaría local de Ota y con cargo a regresar el domingo próximo, porque debìan realizar las investigaciones. Su brevete internacional ya se le venció en octubre. No he podido tramitar el brevete japonés. Este asunto es serio y a veces causal de deportaciòn, asì tenga visa. Despuès de un tiempo me enterè que el juzgado de trànsito determinò que como consecuencia del accidente ocasionado y no tener vigente el brevete internacional ni el japonès, a pesar de contar con estatus legal, su salida del japòn. Me recordaba de un compañero peruano, Pedro Pèrez, con quien trabajé en Sanwa, empresa fabricante de piezas de autopartes o partes de autos, abastecedora al mercado nacional nipòn y de exportaciòn, siendo su principal destino Francia. Sobre su comportamiento que a muchos nos llamaba la atenciòn. Trabajàbamos en la empresa alrededor de 11 nacionales y èl era un caso especial. Nuestro horario de 5 de la tarde s hasta las 2 de la mañana. Pedro  llevaba su pasta y escobilla de dientes y antes de salir se lavaba, de tal forma que llegaba a su casa, y de frente a la cama, a dormir, por lo que se deduce que no ingresaba al ofuro o shawa, no se bañaba. El trabajo nuestro es bàsicamente fìsico, generando sudor, transpiraciones y con gran desgaste de energìas, 8 horas de piè, cuando hubo danyo(sobretiempo), una o dos horas màs. Lo curioso es que el amigo no llevaba su vento o comída, que almorzaba bastante bien y sentíase satisfecho. Casi sin dinero efectivo, por ejemplo, tenía deseos de tomarse un café, había máquina expendedora y el precio 50 yenes, pero él sólo tenía 40, de tal forma que le pedía prestado 10 yenes a un compañero Carlos. Cuando èste comía, Pedro se antojaba y   pedìa que le invitara una cuchara para probar. O si alguna vez Carlos tomaba un café, le pedía un sorbito.  Veía el cenicero con varios puchos o mitades de cigarros, porque los japoneses por lo general, fuman solamente la mitad y luego lo tiran, gran banquete de puchos para Pedro, pedía encendedor prestado para disfrutar de los humos perentorios gracias a los retazos de cigarrillos o los puchos. Después de algún tiempo la empresa optó por proporcionar al personal que hacía horas extras, pan o sandwich japonés, esto es, pan con soba o fideos, pan con chocolate, algo que no solemos comer en nuestro paìs, pero que si le gustaba mucho a Pedro. Lo que se abastecìa al personal como es entendible estaba debidamente contabilizado, cogiendo nuestro amigo su parte y algo màs de quien no lo hacìa, observaciòn hecha por los nipones ya que para ellos, cada uno coge lo que le toca. Pero sì, era permisible de nuestra parte entregarle voluntariamente. De esta manera el amigo compensaba su alimentaciòn durante la jornada laboral. Nos comentaba que se dedicaba conjuntamente con su esposa, a la pintura, o sea pintor y se publicitaba a travès del periòdico bilingüe Internacional Press. En pocas ocasiones vimos a esposa llevarle a la fàbrica o su comida, nuestro horario era de 5 de la tarde a 2 o 4 am.Habìan los intervalos de dos horas en que se descansaba y alrededor de las 7.30 pm., se comìa. En su casa había un único auto, muy pocas veces lo usaba él. Se traslada de casa al trabajo, en bicicleta, 15 minutos, otro tiempo se iba a pié, por la línea del tren, lo cual està prohibido en cualquier localidad japonesa. Su domicilio estaba ubicado en Omata, relativamente cerca a la fábrica, a pié, más de media hora y en época de invierno, más duro al regreso, por el frio y la nieve. Al poco tiempo, aumenta la carga de trabajo de tal manera que laboràbamos  dos horas de danyo o sobretiempo. Pero nuestro amigo que  no reparaba su cuerpo a travès de los alimentos, no comía, no compensaba el desgaste energètico, se venía caminando de casa, sufría las consecuencias y se quedaba dormido, de piè. Esto sucedió varias veces, se delataba porque  se le caían las piezas de aluminio con las que se trabajaba.El japonés encargado varias veces lo vió, de allí que le comunicó al kacho (jefe) que le llamó la atención a Pedro. También se le achacaba que hacía poca producción.El jefe le dio varias oportunidades, pero en realidad, nadie lo quería, se encontraba aburrido por lo que después de un tiempo se retiró de la compañía.El lugar o zona de descanso, estaba adecuado convenientemente con microondas para comidas, calentadoras de agua para tè o cafè, refrigeradora para conservar los alimentos, bebidas, etc. Lo señalaban como autor de coger alimentos y bebidas  de otros trabajadores, tal como chocolates, bebidas, todo se le achacaba al buen Pedro. La cultura predominante es de no coger lo ajeno, tal como se les inculca a los naturales desde niños. Respeto a la persona y propiedad ajena.

Es una historia real, como es natural a los personajes se ha variado nombres y/o apellidos.
En la actualidad, luego de varios años de recesiòn hay màs trabajo en todas las àreas, requiriendo para ello mano de obra, tambièn la calificada, teniendo en cuenta que Japòn serà sede de los juegos olìmpicos, pròximamente.



Empresa contratista que solicita personal para trabajar en Japòn

C.Maruno en Tokyo

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