domingo, 10 de noviembre de 2013

Web de Alberto Fujimori

MENSAJE POR EL V ANIVERSARIO DEL RESCATE DE LOS REHENES

Comando Chavin de Huantar


Publicado en El Otorongo 305 del diario Peru21
CIDH:  CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


La toma de la Embajada Japonesa fue el desafío final que el terrorismo le lanzó a mi gobierno. Constituyó una prueba de fuego para que demostrara si como Presidente de la República podía garantizar la vida y la seguridad de la población, tal como lo proclamaba
Gracias a una estrategia correcta, al valor y la mística de nuestros policías y soldados, sentamos un precedente histórico: No cedimos al chantaje terrorista. El Estado y la Ley prevalecieron.
3 y 18 de la tarde. En esa hora crucial yo no estaba en los túneles ni ingresaría tras la explosión, a poner mi vida en manos del azar, como lo hicieron los valerosos Comandos de las Fuerzas Armadas. No estaba tampoco al interior de la residencia ni me encontraba amenazado por una granada en la mano terrorista, no tenía un fusil apuntando mi cabeza, no era víctima de un permanente ataque psicológico, como cada uno de los rehenes... pero un frío sudor recorría mi frente.

Sobre mis hombros sentía caer todo el peso de la responsabilidad: Las vidas de los Comandos y de los prisioneros pendían de una orden mía. En tales circunstancias, tomarme un tiempo para calcular si quince minutos después mi futuro político iba a ser truncado para siempre, o si 5 años más tarde, algunos políticos de turno me iban a perseguir por esta decisión, hubiera significado una grave irresponsabilidad. Tenía que tomar una decisión y así lo hice. -Procedan... procedan!- ordené

La tarde del 22 de Abril de 1997, merced a una operación militar sin precedentes, ejecutada por un puñado de valerosos comandos, 71 de 72 rehenes, prisioneros del MRTA en la residencia del embajador japonés, fueron liberados de las garras de la muerte.
Increíblemente han transcurrido 5 años desde la exitosa operación de rescate. Y es increíble también lo que el paso del tiempo suele ocasionar en las memorias frágiles que ya olvidaron que ese histórico día se extendió la definitiva partida de defunción del terrorismo en el Perú. "Chavin de Huantar" es pues, el punto final que consolidó la paz interna en el Perú.
La Operación Chavín de Huantar quedó inscrita en la historia y en la memoria de los peruanos como un acto de genuino heroísmo y de fiel cumplimiento del deber de soldados y policías del Perú. Los hombres que se prepararon para defender al Estado -que somos 25 millones- de la agresión de un comando terrorista dispuesto a todo, lo hicieron arriesgando su vida, con la fuerza que da la convicción de servir a la patria.
Una verdadera prueba de fuego para mi gestión, y de fuego cruzado, porque a veces me parecía que el enemigo no sólo estaba dentro de la residencia amenazando a los rehenes, sino en algunas redacciones de prensa que por ejemplo, alertaban sobre la existencia de los túneles... o exigían una negociación con los terroristas, en coordinación con los más conspicuos políticos y analistas.
Querían tal vez, que recordáramos sus secuestros, sus inhumanas cárceles del pueblo, que no eran otra cosa que oscuros sótanos de un metro cuadrado dónde sus rehenes tenían que pasar los últimos días de su vida, antes de recibir el cobarde tiro de gracia.
Querían tal vez, que volviéramos a sentir aquella incertidumbre que nos dominaba cuando un fusil nos apuntaba a mitad del camino, o cuando una voz que se escondía tras el pañuelo con el símbolo de Túpac Amaru nos decía que teníamos que pagar un cupo de guerra si queríamos seguir vivos.
Querían tal vez, instaurar nuevamente su reinado de bombas y balas... y para eso, necesitaban tener a sus principales camaradas libres. Ellos, los emerretistas que por la fuerza de las armas siempre consiguieron lo que quisieron, pensaron que yo accedería a su petición de liberar a sus compañeros presos. Se equivocaron.
Al final del túnel, vimos la luz. Mi gobierno pudo demostrar que estaba preparado para garantizar la vida, la seguridad de la población y preservar la paz interna que tantas vidas humanas ya había costado. El Estado no podía rendirse ante la agresión de un comando terrorista dispuesto a todo. Sentamos un precedente para el Perú y el mundo: No hay que ceder ante el chantaje terrorista!.

Pero tampoco voy a ceder ante el chantaje de la persecución política. Ya sé que las extrañas denuncias y acusaciones justo antes de nuestros encuentros populares fujimoristas, no son pura coincidencia. La vez pasada, antes del encuentro en Villa El salvador lanzaron a la Sra. Higuchi con sus torturas... y por cierto... ¿en qué quedó ese tema?... en nada. Esta vez, sacaron la denuncia de la empresa Tractebel que supuestamente me pagó una comisión de 10 millones de dólares. ¿Pruebas?... ninguna, es más ya se les cayó la denuncia y nadie habla al respecto.

Luego de estos fracasos, tratando de continuar deteriorando mi imagen se fueron a algo ya conocido: la venta que realicé de mi inmueble en Monterrico. Esta venta real ha sido investigada hasta los más mínimos detalles con los publicitados 4 cheques del Banco Continental. Y como si esto no fuera suficiente, ahora pretenden involucrarme en una coima, nada menos que por 112 millones de dólares del Banco Bilbao Vizcaya, supuestamente por la venta que se hizo durante mi gobierno del Banco Continental.
La venta de este banco, se realizó contando con varios postores, y los precios se ofertaban al momento de presentar los sobres. El estado obtuvo varias decenas de millones de dólares muy por encima del precio base. Pero, claro, ya no se necesitan pruebas como éstas e incluso se podría decir que son un estorbo.
La trayectoria sangrienta del MRTA, no puede esconderse ni maquillarse. Quienes secuestraron y torturaron a inocentes ciudadanos, quienes asesinaron a mansalva y a plena luz del día, a autoridades civiles y militares, no podrán dejar ser lo que son: terroristas convictos y confesos.
Resultaría injusto e insensato pretender liberar, a quienes sembraron terror, muerte y destrucción, enlutando miles de hogares peruanos y echando sombra sobre el futuro del Perú... porque lo único que el terrorismo homicida había logrado desde 1980, fue generar más pobreza. Destruir la infraestructura que tanto sacrificio costó al pueblo, y hacer huir a los inversionistas nacionales y extranjeros, ha tenido un costo inmenso.
Los políticos que le ponían trabas a la lucha antiterrorista antes del 5 de Abril de 1992, los mismos que hace un par de semanas, al conmemorarse el décimo aniversario de esta medida histórica, fueron desagraviados públicamente por el actual Gobierno, hoy critican y condenan esta operación militar que rescató con vida a 71 rehenes.
Pero algo aberrante hicieron esos políticos que hoy gobiernan el Perú: Cegados por el odio y con el único objeto de encontrar una excusa para condenarme a cadena perpetua exhumaron los restos de los emerretistas abatidos durante el rescate. Les dieron el rango de mártires para convertirlos en víctimas de una feroz matanza... ¿Y los valerosos Comandos que rescataron con vida a 71 personas inocentes?... para el raciocinio obnubilado de la resucitada clase política, son tan culpables como Fujimori.

Para mí, y creo que para la mayoría de peruanos, las cosas están claras. Los Comandos hicieron lo correcto. No tenían otra opción. Un segundo más con vida, y cada terrorista habría tenido tiempo de poner el dedo en el gatillo y soltar una ráfaga mortal sobre la mayoría de los rehenes. Hoy no estaríamos celebrando el éxito de la operación "Chavín de Huàntar", estaríamos recordando un duelo nacional.

El terrorismo está siempre al acecho. Por eso no se debe permitir ningún resquicio que pueda serle útil. Se le debe combatir con las armas de la Ley, pero implacablemente. En ese sentido, la Operación Chavín de Huàntar es un referente y un símbolo en el Perú y en el mundo.

Por eso, mi homenaje a todos y cada uno de los Comandos que participaron en aquella arriesgada operación. Soy testigo de excepción de su entrega y esfuerzo en los entrenamientos que se realizaban en la réplica de la residencia. Sé que tuvieron que alejarse de sus familias por varios meses, sin decirles dónde estaban. Sé que desde el minuto mismo en que fueron seleccionados para esta operación, asumieron con convicción su deber patriótico, dispuestos a sacrificar su vida por los rehenes.

El 22 de abril debemos recordar en los comandos de Chavín de Huàntar a todos los combatientes contra el terrorismo, algunos de ellos desaparecidos, algunos mutilados; todos supieron, en las condiciones más adversas, detener a estas hordas que avanzaban para dejar el país convertido en cenizas y cadáveres. Gracias a estos valerosos peruanos y a los ronderos, el Perú disfruta de la paz. Nada más justo que tributarles un vibrante homenaje.

Alberto Fujimori F.Tokio, 22 de Abril del 2002

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