martes, 28 de febrero de 2012

1881 robos del ejército chileno en Lima

Así robaron los invasores de 1881 la Imprenta del Estado Peruano.- Por órdenes del gobierno chileno, Lynch sustrajo valioso equipo tipográfico.- Confiesa el hurto en su "Memoria".- El gran faenón de los invasores del sur 

 Escribe: César Vásquez Bazán





Memoria del contra-almirante Patricio Lynch en la que describe el robo de la Imprenta del Estado Peruano en 1881.Entre los delitos cometidos por los invasores del sur durante la Guerra del Salitre estuvo la apropiación (o destrucción) de bienes del Estado peruano en acciones que no tenían ninguna justificación militar.

Presentamos hoy un ejemplo de esos robos. Se trata de la sustracción de la maquinaria y equipo de la Imprenta del Estado Peruano, acto del que se confesó ejecutor Patricio Lynch, general en jefe del ejército de ocupación. El reconocimiento de ser responsable de dicho hurto aparece en su Memoria de 1882, dirigida al gobierno sureño que presidía Domingo Santa María González.
La confesión del contra-almirante Lynch
En su primera Memoria, el jefe de las fuerzas de ocupación describió detalladamente el robo de la Imprenta del Estado Peruano. Lo hizo en los siguiente términos:
“Pocos días después de mi llegada a Lima recibí un cablegrama del señor Ministro del Interior, por el cual me decía que la Imprenta Nacional de Chile necesitaba con urgencia toda clase de útiles, pero de una manera más imperiosa tipos y prensas. Y añadía que sin pérdida de tiempo —por el primer vapor— le enviara todo lo que encontrase en los estableci­mientos tipográficos que pertenecieron al Gobierno peruano.
Inmediatamente di los pasos necesarios para llenar dicho encargo e hice inventariar y encajonar los objetos que existían en el edificio de la Imprenta del Estado, entre ellos tipos parados y distribuidos, dos motores, dos prensas grandes, dos chicas, filetes y cajas.
Al tomar posesión de este valioso material tuve conocimien­to de que una parte de los tipos y máquinas había sido sustraída y enviada a Chile, lo que era imposible comprobar con exacti­tud, por haber sido entregada la imprenta sin inventario para la publicación del diario La Actualidad y no llegarse a establecer formalmente la Oficina Recaudadora de Contribuciones de Guer­ra, que entre sus tareas tenia la de tomar razón detallada de todos los bienes del Fisco peruano.
La imprenta por donde se publicaba el diario La Patria órgano oficial del Dictador (Piérola), había desaparecido por completo, y re­mitida también a Chile, se hallaba fuera de mi acción, por lo cual me fue imposible tomar directamente medidas para recuperarla y castigar a los autores de la sustracción.”
Los detalles del robo en la confesión de Lynch
La Memoria de Patricio Lynch permite obtener una clara imagen del modus operandi seguido por los invasores para desvalijar la imprenta peruana:
1. El ejército de ocupación dirigido por Lynch robó la Imprenta del Estado Peruano por orden oficial del gobierno de Chile. La decisión de desvalijar la Imprenta fue transmitida a Lynch por Manuel Recabarren Rencoret, ministro del Interior del gobierno chileno. El mandato fue puesto en conocimiento del militar chileno de manera explícita, por escrito, a través de un cablegrama.
2. Teniendo en consideración que Lynch asumió el cargo de jefe de las fuerzas de ocupación en Lima el 17 de mayo de 1881, la ratería debió producirse entre esa fecha y el mes de junio del mismo año.
3. En el cable del ministro chileno del Interior, Recabarren Rencoret reconoce que la Imprenta Nacional de Chile carecía del equipo necesario para funcionar y por ello era necesario robar las prensas, tipos, otros útiles “y todo lo que se encontrase” en la Imprenta del Estado Peruano.
4. El robo perpetrado por Lynch respondió a una necesidad administrativa del gobierno de Chile y no a ninguna exigencia de carácter militar.
5. Lynch reconoció haber robado “valioso material” peruano compuesto por dos prensas grandes, dos prensas chicas, dos motores, tipos parados y distribuidos, filetes y cajas.
6. Lynch levantó un inventario de los activos sustraídos de la Imprenta del Estado Peruano. Embalados en cajones, los equipos fueron enviados a Santiago “en el primer vapor” disponible.
7. Mientras cumplía con la sustracción ordenada por el ministro del Interior chileno Recabarren Rencoret, Lynch descubrió que la Imprenta del Estado Peruano ya había sido parcialmente robada por otros chilenos. Los connacionales de Lynch sustrajeron una parte de las máquinas y tipos de la Imprenta del Estado Peruano y los enviaron a Chile. (A pesar que no menciona a los autores, la anterior rapacería fue obra de los sureños del diario La Patria de Valparaíso Isidoro Errázuriz Errázuriz y Luis E. Castro.)
8. Abundando en la descripción de los saqueos practicados por los ocupantes chilenos de Lima, la confesión de Lynch también reconoció que otros connacionales suyos habían desvalijado y hecho desaparecer “por completo” la imprenta en que se publicaba el diario pierolista La Patria. En este caso, el producto del robo también fue re­mitido a Chile.
Los ocupantes chilenos también sustrajeron y enviaron a su país la imprenta en la que se publicaba el diario pierolista “La Patria”.

Conclusión
El saqueo de los bienes de propiedad del Estado peruano fue uno de los delitos cometidos por las fuerzas invasoras del sur ejecutando órdenes de la oligarquía gobernante de esa nación. La sustracción de los bienes de la Imprenta del Estado Peruano configura una fechoría que comúnmente se califica como robo y asalto a mano armada. Peor aún, la falta es agravada por haber sido cometida por los representantes oficiales del gobierno chileno.
La próxima vez que usted visite Santiago, acuda a la imprenta que publica el Diario Oficial y pregúntele al empleado de servicio dónde se encuentran las prensas, motores y demás equipos que en 1881 fueron robados de la Imprenta del Estado Peruano por el contra-almirante Patricio Lynch y algunos otros connacionales. Pregúntele también si no lo avergüenzan los delitos cometidos por las fuerzas de ocupación sureñas durante la Guerra del Salitre y si estaría de acuerdo en participar en una campaña para que su país devuelva al Perú todo lo que hurtó en la guerra entre 1879 y 1884. Para evitar herir susceptibilidades nacionales, dicha campaña podría denominarse “Chile devuelve”, así a secas. No sería necesario acudir al verdadero nombre que correspondería a una cruzada de esta naturaleza que es el de “Chile devuelve lo que robó al Perú”.
Fuente bibliográfica
Lynch, Patricio. 1882. Memoria que el Contra-Almirante Don Patricio Lynch, general en jefe del ejército de operaciones en el norte del Perú presenta al Supremo Gobierno de Chile. Lima: Imprenta Calle Húsares de Junín 255, páginas 75 y 76.

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