viernes, 9 de diciembre de 2011

Los 47 Ronin.Los leales samurais de Akó



La historia de los 47 ronin es una de las más épicas y legendarias dentro de la tradición japonesa, así como una de la obras más representada teatralmente y que más admiración despierta entre los japoneses, y también entre muchos occidentales, entre otros motivos por exaltar dos de los valores del bushido, lealtad CHU, y justicia GI.
Como es sabido durante el periodo Edo, era en la que se enmarca la obra, el Shogun, en este caso Tokugawa Tsunayoshi gobernaba el país , mientras que el Emperador, figura simbólica de poder, vivía en Kyoto. Por respeto hacia éste último, y como consecuencia del año nuevo, fiesta llena de simbolismo y especial importancia para los japoneses, Tsunayoshi preparó todo tipo de presentes y emisarios que mandaría a Kyoto, siendo correspondido de forma recíproca y en los mismos términos por el Emperador que mandaría a su propia comitiva a Edo en Marzo de 1701. Para estar a la altura en la recepción de la comitiva imperial, el shogun Tsunayoshi contó con la confianza de dos daimyos de su lealtad que desempeñasen tan honorable menester, siendo uno de los elegidos, Asano, Señor del Castillo de Akó, de la provincia de Harima, y cuyo cometido sería actuar como anfitrión ante los emisarios de la Corte Imperial de Kyoto. Para tan delicada y exigente labor, el señor Asano, tuvo que trabajar en conjunto con el maestro de protocolo de corte, Kira Kozukenosuke Yoshinaka (1641-1702).
Por tal labor de asesoramiento protocolario el seño Kira esperaba recibir una compensación pecuniaria por parte del señor Asano, punto de vista que éste no parecía compartir pues él entendía que tal menester se realizaba por gratitud para con el shogun y como un gesto desinteresado. Tal hecho derivó en un tenso enfrentamiento que se prolongó en el tiempo y que fue incrementándose hasta alcanzar su climax en el mes de Abríl de 1701, en el cual el señor Kira humilló públicamente a Asano, siendo este gesto el detonante que llevaría a Asano a desenvainar su espada y herir su cara, lo que produciría su detención.
Tras el incidente Asano fue juzgado bajo las duras acusaciones de un colérico Kira exigiendo duras penas por las que Asano poco hizo para librarse de ellas limitándose a lamentar el no haber terminado con la vida de Kira cuando tuvo la ocasión. Una vez terminada la investigación de toda la trama, la decisión del shogun fue instar a Asano a cometer seppuku , confiscando además su patrimonio y restringiendo sus derechos hereditarios a sus familiares y cualquier privilegio a toda la familia Asano, así como condenando a su hermano Asano Daigaku a ser encarcelado y privado de derechos.
El desenlace fatal de los acontecimientos supuso un mazazo en el feudo y el castillo del señor Asano, produciéndose momentos de incertidumbre y caos ante el devenir de los acontecimientos. Por una parte la facción más moderada de sus samurai eran partidarios de aceptar con resignación la pena, mientras que la parte mas radical proponía una confrontación directa con el gobierno. En este punto la figura de Ôishi Kuranosuke es fundamental , como consejero del clan Asano, su actitud principal fue la de acatar los hechos tal y como habían venido aconsejando a los hombres del clan Samurai a luchar pacíficamente para lavar el buen nombre de la familia Asano y todo el clan, plan que conllevaba un fin último que no era otro que reclamar venganza sobre Kira.

Ante las indicaciones de Ôishi, los samurai abandonaron el castillo convirtiéndose en ronin que seguirían destinos muy desiguales. El señor Kira desconfió de tal actitud impropia de un samurai y dobló sus guardias y extremó las precauciones ante un posible atentado contra su vida. A pesar de ello esta forma de actuar entraba en lo previsible dentro del plan de Ôishi, que apoyado en la paciencia se dejaba ver públicamente de forma claramente despreocupada lejos de la idea de venganza. De este mismo modo y siguiendo las directrices de su líder medio centenar de ronin se distribuyeron por todo Japón desempeñando los más variopintos roles, trabajos impropios de su casta como comerciantes, artesanos, pescadores… llegando algunos otros como el propio señor Ôishi a entregarse a un modo de vida completamente desordenado involucrándose con prostitutas y gente de dudosa reputación, lo que les hacía ante los ojos de otros samurai y demás personas parecer completamente alejados de la vida de honor que se le presuponía al samurai.
Ante la evidencia de los hechos y después de un año de vida despreocupado por parte de los samurai del clan Asano, el señor Kira comenzó a cuestionarse si realmente era necesaria tanta guardia ante una amenaza que parecía desvanecerse de forma evidente. A partir de este momento descuidó su protección bajando la guardia que había radicalizado desde el acontecimiento de la muerte del señor Asano; el plan de Ôishi había tenido el efecto deseado, y es en ese momento en el que vislumbraron una buena oportunidad cuando Ôishi seleccionó a los 47 ronin que le acompañarían en el plan de venganza. El 14 de Diciembre del año 1702 los hombres elegidos pertrechados de sus armas y armaduras emprendieron su plan de asedio sobre la mansión de Kira en Edo. Su plan de ataque básicamente consistió en una acción conjunta por la vanguardia y la retaguardia de la mansión, maniobra que resultó exitosa, terminando con la vida o hiriendo gravemente a los aproximadamente sesenta guardianes de Kira, el cual fue encontrado en una parte de la mansión, y al que por parte de Ôishi se reofreció la posibilidad de cometer seppuku como muerte honorable, algo que no llegó a producirse siendo finalmente decapitado por el líder de los ronin con la misma wakizashi que su señor Asano se quitó la vida. La cabeza de Kira se depositó en una vasija y se presentó como un exvoto en el templo de Sengaku ji, en honor al señor Asano cuyos restos allí descansaban y como símbolo de la venganza consumada en honor al buen nombre de su señor. Acto seguido y por mediación de emisarios tales acontecimientos fueron comunicados al shogunato.
Ante la noticia recibida de los graves acontecimientos Tokugawa Tsunayoshi, no tenía mas remedio que hacer cumplir la ley vigente para evitar sentar un peligroso precedente que desencadenase en un problema mayor que derivase en la alteración del orden público y político. No obstante quedó fascinado por la grandísima muestra de lealtad y honor de estos hombres hacia su señor y no estaba en su mente juzgarlos como a vulgares delincuentes, ya que además para el pueblo comenzaban a erigirse como auténticos héroes. Tras mas de un mes de deliberación se concluyó en que debían ser condenados a la pena capital, pero se les concedió el honor de llevar a cabo tal condena de la forma mas honorable, cometiendo seppuku de forma colectiva, permitiéndose además salvar la vida al más jóven del grupo que se retiraría a la provincia de Harima con su familia.



El 4 de febrero de 1703, los 47 ronin cumplieron con la orden llevando a cabo el seppuku. Tras su muerte, los 47 ronin fueron enterrados en el templo Sengaku ji, junto a su Señor Asano.

Esta épica legendaria, generó diversas opiniones tanto en sus días como en los años siguientes, pues algunos vieron interpretaciones incorrectas en el proceder de los samurai ; Yamamoto Tsunetomo quien escribió el hagakure, señaló que fue un error estratégico enfrentarse tras tanto tiempo a un enemigo potencialmente superior en efectivos de forma tan directa, y que una vez realizada la venganza de su señor deberían haber cometido seppuku de inmediato pues esperar a la decisión de la justicia implicaba albergar una esperanza de clemencia impropia del samurai; tales teorías fueron compartidas por Naotaka Sato filósofo confuciano que además de lo señalado por Tsunetomo vio excesivo el castigo del shogun y estúpido el comportamiento de Kira. A pesar de estas críticas el episodio de los 47 ronin se convirtió en legendario en todo Japón, siendo ejemplo y modelo de honor y lealtad, componiéndose obras como el Chushingura de Asami Yasuda que se convirtió en una de las obras más representadas del teatro kabuki. Incluso en la actualidad la gesta de los ronin es un modelo vigente de altos valores y son muchos los japoneses y extranjeros que visitan la tumba de los guerreros con muestras de gran respeto.